Ciertamente mi
suegro -rememoraba en mi banco- era un hombre de carácter. Y de él lo heredó mi mujer.
Pepe, que así se
llama, era natural de Constantina, pueblo sevillano en la frontera con
Extremadura.
Era hijo de un
valiente.
Y lo de valiente
lo digo porque en la guerra intercedió por un vecino que iba a ser
ajusticiado y le salvó la vida.
Pepe trabajó por
motivos económicos desde mu joven.
Primero en un
banco de botones.
Y fue subiendo
puestos hasta llegar a ser jefe del departamento de Informática.
Ese chaval que
tuvo que dejar de estudiar para ponerse trabajar.
Estuvo casado
muchos años con Julia, de quién mi hija tomó su nombre.
Y ella supo con un
constante tira y afloja que su carácter no causara demasiados
problemas.
Pepe siempre fue
muy austero. Pero ahora de mayor se permite pequeños vicios como su
botella de oporto.
Es, como lo era
Julia, del PP y ferviente católico.
Y le gusta invitar
a sus hijas, con sus familias, a comer de vez en cuando.
Ahora vive con su
hija Ana, que se ha separado de mí,
Y, según mi ex no
da trabajo ninguno pues se hace todo.
No cocina, lo
único.
Pero es sobrio
tanto en la comida como en las bebida.
Por sugerencia mía
Juana, la chica del servicio, nos cocina de vez en cuando migas,
parecidas a las que se comen en Constantina.
Plato extremeño
que a mi particularmente me fascina.
A Pepe también le
cautivan pero dice que las que comía en su casa eran distintas, con
más tomate.
Tiene comprado en
el chalet de El Escorial de su hija Gloria un cuarto del chalet.
Y disfruta sin
igual de sus perrunillas
Le gusta también
darse paseos por el monte.
Y lo cierto es que
para su edad, 84 años, está hecho un chaval.
Conmigo se lleva
muy bien a pesar de nuestras diferencias políticas: Yo soy de
izquierdas.
Sólo que yo sé
de sobra que hay temas de los que no se puede hablar con mi ex-suegro
Esa asimismo, un
poco sargento.
Habituado a ser
jefe en el trabajo y en casa.
Pero sobre todo es
muy buena persona y quiso y querrá a la Juli,
por toda la
eternidad.
Kiko Cabanillas.
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