29 de julio de 2016

-Régimen y muerte es lo mismo.

Llega el viernes y como siempre me dispongo psicológicamente a tomar un descanso: Pizza, Cerveza Alhambra y helados Hagen Dass.
Pero ¡Horror!: No puedo, estoy a régimen.
Me encontraba gordo y me subí a una báscula y ...130 kilos.
¡Es mi record!.
Así es que de muy mal humor, y aunque sea viernes me caliento unas acelgas.
Miento porque llevo ya más de un mes de régimen y he perdido ya nueve kilos.
Pero a base de qué: De mi más completa felicidad.

Voy a la playa y observo. Decenas de cuerpos gordos y llenos de imperfecciones. Como la vida misma. Y cuando veo un cuerpo que roza la perfección me maravillo pero a buen seguro que se trata de un necio.
La obesidad es espíritu desbordante. La delgadez es plástico y falta de humanidad.

Por qué nos hacen creer que debemos ser delgados. ¡Somos como somos y ya está!.

La única idea que no puede pasar por alto es la que la obesidad es falta de salud, pues incrementa todo tipo de patologías.
Gordo y feliz...y enfermo. Bueno...

Vale, me pongo a régimen pero exijo que en vallas publicitarias, en la tele y en las revistas, luzcan cuerpos gordos, bajitos y patizambos.
                              Kiko Cabanillas.

28 de julio de 2016

-Virus Z-

Mi trabajo en el centro comercial Área Central consistía en llevar al día el Facebook, donde tenía que subir una media de dos publicidades diarias -con fotos del establecimiento-. Mi jefa inmediata era Isa, quien me daba en ocasiones las noticias. Y me supervisaba sobre todo el gallego, pues iban en este idioma todas las publicaciones..
Llegó el verano y tenía que coger mis vacaciones en septiembre-octubre, pues operaban a mi hijo en Madrid y quería estar con él. En cambio Isa las cogió del 20 de Julio al 1 de Agosto. Tenía pues jefa nueva: Eva.
Todo fue de maravilla. Sustituyó a Isa con total eficacia.
Pero un día, entre risas, me dijo: “Hoy vamos a hacer un Z”.
“¿Un qué?.
“No te preocupes. Es muy divertido”, contestó.
“Vamos a equiparnos”, dijo.
Y fuimos a un cuarto cerrado con llave donde cogimos cada cual una especie de mochilas con unos depósitos de líquido rosa en su interior. Presentaban una goma -que salía del bidón- y una palanca para accionar.
“Vamos a la entrada y tú sigues mis instrucciones”, señaló Eva.
“Antes de que me olvide -destacó mi nueva jefa- debemos tomar estas pastillas para inmunizarnos del contenido de los bidones”.
Y así fue como empezamos a esparcir el rosado fluido por la entrada.
Fue algo increible: Todas las personas que respiraron el líquido gaseoso entraban a comprar al centro comercial. Cuando llevábamos poco menos de media hora se había formado una verdadera cola a la entrada.
“Eva por dios explica todo esto”, señalé.
“Pues bien Kiko, nuestro equipo se ha desplazado a la Amazonia y allí se ha hecho con el virus Z, que respirado impele a comprar de un modo inmediato. Luego sus efectos pasan y no deja muestras de ningún tipo.
Realmente mi nuevo trabajo era mucho más divertido de lo que me imaginaba.

26 de julio de 2016

-”Volantiños”.

“Se o que queres é voar a curruchos máxicos tes que vestir Volantiños”.
La marca citada fue la que acogió mayor número de ventas en el año 2250, rompiendo todas las estadísticas.
Y es que efectivamente vistiendo unos pantalones...Viajabas a lugares desconocidos, para regresar más tarde al lugar de origen: Tienda.
Lo que todo el mundo se creía era pura publicidad, el tiempo demostró que era una realidad.
La citada prenda abría universos desconocidos con una vuelta segura.
Pero no todo saldría bien. Pues a partir del duodécimo viaje, el regreso se haría imposible.
Y los propietarios de los espirituales pantalones se transformarían en moscas, perros o cualquier ser vivo que estuviese en el lugar. Incluidos virus y bacterias.
Un auténtico drama al que los empresarios y creativos trataron de poner remedio sin éxito, pues todo el mundo pensó que la advertencia no era más que simple publicidad.
La única solución fue viajar a Brasil para entrevistarse con los autores del diseño.
Y sin embargo los autores de la creación no quisieron o pudieron ponerle remedio al asunto.
La salida que encontraron fue la de incorporar una aplicación a Internet para localizar almas perdidas, gracias a la cual podías contactar con los sujetos perdidos e incluso hablar con ellos. Pero el retorno de momento era imposible.
                       Kiko Cabanillas.

21 de julio de 2016

-Personaje.

“IMPORTANTE”, podía leerse en mi escritorio. Al lado de una foto de un personaje desnudo.
“Verás es que en un relato corto me has dado vida: Soy Ernesto”.
Y continuaba el mail...
“Nací el mes pasado de tus manos. Pero tengo la edad que me otorgaste: Veinte años”.
“El caso es que desde entonces no has vuelto a escribir de mí. Y me aburro como una ostra. Mátame si quieres, pero por favor vuelve a ocuparte de mí”.

Anonadado me quedé. E inicié un fructífero intercambio de “mails”, que darían título a mi libro: “Ernesto nunca se fue”.
En él retomaba los inicios de mi protagonista en el relato corto, en el que era un chaval de mi pandilla pontevedresa.
Lo convertiría en Médico sin Fronteras.
Enfermó de malaria, pero aún así nunca abandonó a sus pacientes.

Constantemente me agradecía Ernesto su nueva vida.

Y sin poder evitarlo un día le pregunté: ¿De dónde has salido?.
“De tu alma”, me contestó.
“Sí Ernesto pero una cosa es la ficción y otra la realidad” “No tiene sentido que tu estés vivo”.
Yo no soy un creador, soy un escritor.
“¿Y cuál es acaso la diferencia?”.
“Crear vida, sufrir amores, rescatar víctimas, soñar...” “Poesía”.

“Bien, me rindo pero un día me contarás cómo apareciste en mi ordenador, desnudo como un bebé”.
“Necesito saberlo”
“No. No. Necesitas no saberlo. Y por cierto: dedícate a escribir”. Kiko Cabanillas.

                                               

“No practicaba la religión, comía cerdo y bebía alcohol”.

Ochenta y cuatro víctimas mortales. Y riesgo de nuevos atentados en “lugares turísticos, playas y grandes eventos culturales y deportivos”.

-Mohamed Bouhlel: “Nada me detendrá y seré admirado por todas las mujeres del Islam”.

Tenía un carácter trastornado e hiperviolento.”La radicalización puede producirse más rápidamente cuando se da en mentalidades perturbadas”.

-M B: “Verás ahora querida quién es el hombre con el que estabas casada”.

Violencia, megalomanía, inestabilidad psicológica, un divorcio con denuncia de por medio y muchas armas.

-M B: “Con esta barba todo el mundo sabrá que soy islamista”. “Y más concretamente del Estado islámico.

La acción tuvo un carácter innegablemente terrorista, y fue concebida con premeditación. El propio Mohames Bouhlel tomó fotos desde su móvil del Paseo de los Ingleses, escenario del crimen, dos días antes de perpetrarlo.

-MB: “Ya sólo me quiere el Estado islámico. Ni mi mujer ni mis amigos. Moriré como un valiente y seré recibido en el Más Allá, donde por fin tendré la vida que me merezco. Y seré compensado por haber sido tan valiente de eliminar a unos cien infieles”.

                                               Kiko Cabanillas.




20 de julio de 2016

-Médico sin Fronteras-

Había acabado mi carrera de Medicina en Pamplona. El Mir. Y especialidad psiquiatría.
Me había casado y tenía dos hijos.
Pero mi matrimonio tocó a su fin. Y vivía separado en un modesto pìso de Vallecas.
En pleno estado de desconcierto psicológico decidí comenzar a colaborar con Médicos sin Fronteras. Mi primer destino sería Siria, donde las patologías psíquiátricas estaban a la orden del día. Así como traumas por la pérdida de seres queridos.
Finalmente. Y dado mi éxito en Siria decidieron enviarme a Sicilia, donde recibíamos a diario cientos de refugiados africanos provenientes de la costa Libia.
Depresiones, ansiedad, síndrome de Ulises, desamparo, desorientaciones...
Gran número de ellos habían cruzado el Mediterráneo provenientes de países con conflictos armados.
Huyendo de la guerra.
La mitad de ellos presentaban enfermedades psíquicas. Y nueve de cada diez empeoraron su situación en Italia.
Esto es, por muy mala que fuese su situación en origen, no lograban mejorarla en absoluto.
En Sicilia llevaba ya un año.
La atención psiquiátrica era imprescindible aquí.
Finalmente decidí tomarme unos días de vacaciones e ir a ver a mis hijos a Madrid.
Fui recibido con mucho afecto por mi ex.
Y, como siempre, a mi hijo Santi y a su maravilloso Síndrome de Down me los comí a besos.
Me dí cuenta de que ya tenía otra familia. Pues era entonces -lejos de Sicilia- cuando me sentía fuera de casa.
Después sería enviado a varios países africanos.
Y mi carrera como psiquiatra se intensificaba a ritmo vertiginoso.
Pero ya tenía sesenta años. Era viejo para ese tipo de vida.
Finalmente me reconcilié con mi ex y me fui a vivir con ellos a Madrid, donde trabajé en mi especialidad médica con inmigrantes en la ONG Ecos do Sur.
                              Kiko Cabanillas.

18 de julio de 2016

-Hijo de una camarera en A Toxa..

Realmente fue un encuentro casual e improvisado el que mantuve con Eva, camarera en el Gran Hotel de A Toxa. No tenía anticonceptivos, así es que no tomé precauciones, si bien a mi la llamada marcha atrás nunca me había fallado.
Exactamente al año de este romance recibí una carta en casa anunciándome que tenía un hijo. No me lo creí hasta que vi una fotocopia del ADN y al lado el mío. Si bien nunca supe de dónde lo había sacado. Del Chuac indudablemente.
Contesté la carta y les invité a que acudieran a mi casa para conocer a mi hijo.
Vinieron en la fecha señalada. Yo seguía viviendo sólo porque como ya sabéis me acabo de separar.
Eva estaba preciosa y nuestro hijo era una golosina.
Decidí reconocerlo y ayudarles económicamente. Lo cual no era fácil en mi caso pues le paso una pensión a mi ex-mujer y a mis hijos.
Desde entonces todos los fines de semana venía ella o iba yo a su encuentro.
Tras un año con esta dinámica decidimos vivir juntos los tres y poner una librería en A Coruña.
El negocio no había manera de arrancarlo, pero mi convivencia con Eva y Lucas fué realmente maravillosa.
Además los dos recibíamos ayudas de nuestras respectivas familias.
Lucas creció y me hizo viejo.
Cumplí los sesenta y cinco al tiempo que Lucas acababa de estudiar Medicina. Y Eva tenía unos maravillosos cincuenta años.
Finalmente la Fenac decidió comprarnos el negocio, a condición de que siguieramos llevándolo nosotros. Fue un sueño.
Con el nuevo nombre la librería resurgió y fue realmente bien.
Eva, Lucas y Kiko fueron ciertamente felices.

14 de julio de 2016

-Mi amor en Fotografía.

Llegó el jueves. Me disponía a acudir a las doce a las clases de fotografía de María José.
Me había informado que también acudiría Carmen, otra alumna.
Era una belleza como muy de la tierra gallega. Muy simpática además.
La clase fue muy agradable porque tenía más dudas que yo si cabe. Y se disculpaba constantemente. Al acabar fuimos a tomar una cerveza. La profe no pudo.
Hablamos de literatura: Sobre todo Poesía. Coincidimos en nuestras pasión por la Promoción Poética de los cincuenta.
Desde ese primer día comenzamos a prestarnos libros. Y yo la animé a hacerse socia de la Biblioteca Municipal de Los Rosales. Luego vinieron cenas en casa -estoy separado- y así, del modo más natural comenzamos a mantener relaciones sexuales.
Ya eramos pareja.
Si bien ella insistió siempre en que yo mantuviera mi independencia.
Comenzamos a viajar.
Yo la llevé a los países en desarrollo que más me habían cautivado: La India, en primer lugar.
También fuimos a México y a Turquía.
Para mi, acostumbrado a viajar de mochilero, era todo un descubrimiento ir con tanto dinero.
De África sólo conocía Marruecos y Túnez, así que le propuse ir a Tanzania y a Mozambique, donde visité una escuela de mi ONG: Ecos do Sur.
Carmen, como habéis podido deducir, gozaba de una desahogada situación económica y yo también, debido en ambos casos a la familia.

Así pues termino de escribir, subo el relato a las web y al blog. Y sueño con que mi primera clase con María José y otra alumna me lleve al conocimiento de mi futuro amor.


12 de julio de 2016

-Mi vida en María Pita.

Fue mi hermano Javier quien me sugirió la idea: “Enteraté cuánto cuesta un apartamento de los que dan a María Pita. Son una gozada. Y cuando dividáis el duplex te vienes a vivir aquí.
Le hice caso y tras la separación me informé.
Pedían 300.000 euros por un pequeño apartamento ubicado en la misma plaza.
Con mi parte en la venta del duplex y 100.000 euros ahorrados de la herencia de mi madre adquirí la vivienda.
Lo primero que hice fué ir a “Bricor” para que me instasen librerias en el cuarto central, así como corcheras por toda la pared.
El ordenador -que me había correspondido en la separación-, mis libros, mi radio, mi ausencia de televisión, mi biblioteca municipal, mi mercado -San Agustín-, y mi gimnasio. Ya estaba instalado.
Comencé a escribir. Bueno, no paré de escribir pues ya lo hacía
Hasta que un día recibí una carta de una persona que, tras leer mi blog, estaba interesada en editarme.
Seguía en contacto con “Esbaradalle”: Grupo de jóvenes poetas, alguno de los cuales venía ocasionalmente a mi apartamento.
Me aferré obsesivamente a mi editor. Y en el plazo de un año ya tenía editada toda mi obra.
Luego vendrían “Cátedra” y “Colección Visor”.
Era un escritor -narrativa- y poeta.
Ocasionalmente venía mi mujer Ana a A Coruña y Santi -y su maravilloso Síndrome de Down- se quedaba a dormir conmigo.
Ana reflotó su vida y de hecho tenía ya una pareja de hecho.
Pero Santi...
¡Dios mío, lo echaba tanto de menos!.
 
Kiko Cabanillas.


11 de julio de 2016

-”Marisquería el 10”.

En la coruñesa Plaza de España, 8, cerca de la plaza de María Pita. Es mi deber espiritual recomendaros esta marisquería, en la que comimos cinco personas: Julia y yo. Mi padre. Mi hermano Javier y su mujer pintora: Centollas, ostras, albariño, arroz con lumbrigante...y alguna entrada, por tan sólo 205 euros.
Atención exquisita, el dueño estuvo diez minutos explicándonos que ponía centollas pequeñas porque las grandes le habían salido malas.
Fuimos también debidamente informados del pueblo del que eran las ostras: Deliciosas.
El dueño nos contó -inspirado por mis preguntas- que llevaba trabajando treinta años en el lugar. Y que nunca tuvo otro remedio pues eran quince hermanos.
Mi hermano Javier me facilitó un Farias, que fumamos con el café. Y mi padre -tiene ochenta años- volvió a contar cuando, en su reciente viaje a Italia, tras subir una eterna escalinata, se despertó doblado como una alcayata. Si bien puede que no esté ya tan ágil sigue conservando un envidiable sentido del humor.
“Quise dar la vuelta pues estaba agotado. Pero venían tras de mi una barahúnda de japoneses...”.
Mi hija Julia tomó albariño. Con lo cual estuvo encantadora.
Mi padre, hermano y cuñada se interesaron por la vida que lleva en Madrid. Y ella les informó: “Voy a estudiar Derecho -ya empezó- y Antropolgía -comienza para el año-. Y espero poder trabajar en una ong al acabar”.
Yo, que también colaboro con la ong Ecos do Sur, -que presidí cuatro años- estaba tan inflado que yo creo que mis ciento quince kilos se elevaron un palmo del suelo.
Fue para mi un placer abandonar mi régimen por un día. Incluso me tomé mi ajuardente branca con el café de pota.
Traté de hablar gallego con el dueño. Pero en A Coruña “Non sei que lles pasa...É como si sinteran vergonza de falar na lingüa de seus pais”. “A Cruña é o Madrid de Galiza”. “A min doeme e iso que non sou galego. Bueno son fillo de galego, que é case o mesmo”.
                                         






                                           Kiko Cabanillas.

8 de julio de 2016

-El alma del Che.

Parapetado tras un árbol, Enesto Guevara teme que le alcance el ejército boliviano.
Sudor frío y ansias de regresar a Rosario.
“Soy político, militar, escritor, periodista y médico. Uno de los líderes ideólogos de la revolución argentino-cubana. No puedo temer”, se dijo en la selva boliviana.
En esto se acercó un compañero y le dijo: “Ernesto, soy Belcebú. Y en reconocimiento por tu labor tanto en el Congo como en Bolivia te voy a ofrecer una salida digna”.
“Tus tropas han sido vencidas y seréis todos fusilados. Te ofrezco una opción: Tú te matarás y me brindarás tu alma, que vivirá para siempre entre las fuerzas del mal”
“A cambio -continuó el diablo- serás siempre recordado como el icono del movimiento contracultural”.
“Ideólogo y comandante de la revolución cubana. Y tu retrato fotográfico de Alberto Korda será una de las imágenes más reproducidas del mundo tanto en su original como en variantes que reproducen todas ellas el contorno de tu rostro”, añadió.
Así acabó la vida de Ernesto, quien se disparó en la sien tras el pacto acordado con el señor del mal.

Pero según la versión oficial fue capturado y ejecutado de manera clandestina y sumaria por el Ejército boliviano en colaboración con la CIA, el 9 de octubre de 1967.
Y episodios oscuros en la vida de Ernesto Guevara, como el hecho de que fue responsable de varios asesinatos y un mal ministro de Industria, pasaron al olvido.
Así pues el Che se convirtió en ídolo indiscutible de la juventud.
Modelo a imitar y personaje y figura a vender en el mundo capitalista contra el que él tanto lucho.
Dicen que Ernesto le pedía insistentemente a su nuevo amo que le dejase vivir en el alma de un campesino boliviano pobre y trabajador. Ya que su espíritu ya siempre le pertenecería no se podía nergar.
Kiko Cabanillas.

7 de julio de 2016

-Mi sombra cobra vida.

Todo comenzó un día que había salido de noche y que había bebido cuatro o cinco copas, con lo cual había alcanzado un marcado grado alcohólico. Esto es, estaba borracho.
Había salido sólo y bebido sólo.
Triste. Pero muy relajante.
Cuando regresaba a casa después de salir por el Orzán coruñés, me daba la impresión de que alguien me seguía.
Medio en bromas le dije: “Te espero...”.
Y mi sombra -ya iluminaba la mañana- se desplazó a mi lado.
“¿Tomamos la última?”, le pregunté.
Di su silencio por un sí.
Así es que entramos al local e ingerimos el último ron con cola.
Al salir ya decididamente nos fuimos a casa.
Entramos, nos lavamos los dientes y nos acostamos.
Vivo sólo con lo cual mi sombra se acostó donde mi ex-mujer.

A la mañana siguiente, con el temor de que mi sombra hubiese sido una fantasía de mi estado etílico, me dirigí a la cama de mi ex y...Allí estaba mi sobra.

No tardé mucho en preparar el que sería mi primer golpe: Ella entraría en el banco y en el momento en que los empleados abriesen la caja se apoderaría de todo el dinero. Luego saldría aprovechando su invisibilidad, con cuidado no fuese que viesen los billetes moviéndose.
Éste fue el primer golpe. Y a él siguieron muchos otros.
Pero un día los billetes fueron descubiertos en mi casa por la policía. Y tras duros interrogatorios yo me confesé culpable, si bien sin hablar en absoluto de mi sombra.
Había aprovechado un descuido del empleado y me había introducido en la caja.

Y ahora en mi celda jugábamos al Cinquillo. Tenía fama de loco pero todo el mundo sabía que si algo me hacían un ente diabólico se vengaría de mi.
Kiko Cabanillas.

6 de julio de 2016

-Biotecnología: Tapadera.

A mi siempre me había llamado la atención la tienda de Biotecnología ubicada en Área Central.
Las veces que por ella pasaba siempre estaba el dependiente hablando por el móvil. Pero allí no entraba un cliente.
Hasta tal punto llegó mi inquietud que decidí averiguar a qué se dedicaban realmente, pues la biotecnología en Galicia como que no.
Así es que entré un buen día a la tienda y le dije al empleado -Arturo-si podría darme información pues quería montar una tienda semejante en Pontevedra.
No lo hagas. Aquí no hay mercado. Simplemente sobrevivimos”.
Vino a mi mente entonces la imagen de Arturo aparcando el Mercedes cada mañana. Tenía además un Rolex de oro.
Te invito a una copa”, dije aún a riesgo de tener un “no” por respuesta.
Claro”, dijo.
Una copa llevó a otra. Fumamos un porro que lié yo. Y acto seguido me propuso ir al coche a esnifar una raya. “¿Un tiro?”. Acepté.
Y pronto una furiosa taquicardia se apoderó de mí, al tiempo que Arturo me confesaba que se dedicaban realmente al tráfico de “perico”. La tienda de Biotecnología no era más que una tapadera.
Ya que me has caído bien te ofrezco trabajo. Empezarás mañana. Recibimos mercancía. En mi tienda a las ocho”.
Y allí estaba yo como un clavo.
Llegarán doce fardos a las doce. Abriré por el almacén y depositaremos todo en la tienda”, dijo.
La operación fue sencilla y no hubo ningún problema.
Esto fue hace ocho años. Hoy espero mi turno en el juzgado. Pero Arturo dice que no hay por qué preocuparse.
Lo cierto es que he podido mantener a mi familia y me he permitido un alto nivel de vida.
Siempre supe que acabaría así la película. Pero ha valido la pena. ¡He vivido como dios!.
Kiko Cabanillas.

5 de julio de 2016

-El virus de la locura.

                       Todo iba bien aquel amanecer: Me despertaba a las siete, desayunaba y me duchaba. Leí la prensa por Internet y sobre las diez me dispuse a hacer la compra en el Carrefour.
Bajé pues en ascensor al portal. Allí me encontré a José, el portero.
“Buenos días José”, le saludé.
“Y que tal si me cago en tu puta madre”, respondió.
Salí rápidamente de la estupefacción al interpretarlo como una broma pesada.
Pero es que al llegar al portal un vecino me pegó una colleja y me dijo: “¡Qué tal neno!”.
Hoy todo el mundo estaba borde conmigo. Anonadado me encaminé al supermercado.
Al llegar allí el de seguridad me dijo: “Como se te ocurra robar algo te inflo a ostias”.
Y la epopeya comenzó entonces. Todo el mundo se peleaba por los mismos productos: Se agredían y discutían. Yo asustado me encaminé a pagar mi cartón de leche y mis plátanos.
Al llegar a la caja la dependienta me dijo: “Si tienes cupones de descuento me importa un güevo porque te voy a cobrar lo mismo”.
Así pues decidí irme a casa y esperar que todo volviera a la normalidad.
Puse la radio.
“Tranquilidad. El efecto de este virus pasará en tan sólo 24 horas.
No hay porque asustarse.
Hay gente a la que no afecta en absoluto. Y a los otros afecta más o menos según su carácter.
Las autoridades y las fuerzas de seguridad recomiendan que permanezcan en sus casas hasta que todo pase”.
Todo cobraba explicación.
Logré la tranquilidad de saber que todo había sido una causa externa.
Yo no había suscitado ese odio.
Ya sólo cabía esperar.

Kiko Cabanillas.

4 de julio de 2016

Más que un deporte.


Un rito de caballeros: Antes de mi accidente: Minusvalía: Jugué en Primera Liga Universitaria: Los terceros tiempos: El espíritu de equipo.

-La Higuera y la Poesía.

Cuando me separé de mi mujer decidí comprar una casita con un pequeño jardín en la coruñesa  Santa  Cristina.
Encontré una vivienda rústica que se atenía a mi presupuesto -la mitad del valor del duplex que compartíamos mi mujer y yo-. Además tenía una higuera en el jardín que daba higos todos los años.
Allí pues comencé mi nueva vida: Escribía a diario y estudiaba filosofía.
Pronto empecé a publicar gracias a un amigo de mi hermano Javier.
Era como un sueño.
Bajo la higuera escribía todos los días con mi portátil hasta media mañana, hora en la que me dirigía al mercadillo a comprar la comida: Pescado casi todos los días.
Mi éxito fue relativamente rápido.
Decididamente abandoné la narrativa para dedicarme en exclusiva a la Poesía.
A mi casita venían invitados poetas de todas las nacionalidades.
Al fin me captó la Colección Visor Poesía. También escribía para la editorial Cátedra.
Y mi relación con la higuera se iba profundizando.
Ella, mi portatil y yo.
Influído por la Promoción Poética de los Cincuenta y por la Beat Generation rápidamente logré un estilo propio y personalísimo.
Todos mis temores y dudas los compartía con mi higuera. Y ella me facilitaba soluciones efectivas, que sin dudarlo un momento llevaba a cabo.
Todo fue viento en popa y a los diez años era un consagrado poeta.
Hasta que llegó el fatídico día: La higuera amanecició mustia y se iba secando.
Traje a un especialista en higueras. Quien me dijo: Es muy sencillo: Su higuera se muere de vieja.
Finalmente falleció.

Y desde ese día y hasta hoy dejaron de brotar los versos de mi alma.
Ya no escribo.
Kiko Cabanillas.

3 de julio de 2016


Niños.
Como los vuestros. también les gusta jugar, comer, pasear.
Los vientres llenos de parásitos.
La sonrisa transformada en mueca.
No sueñan con una bicicleta. Aspiran a que les toque algo de comida en el reparto.
Eso cuando hay reparto.
Cambiar las condiciones: ¿Cuántos serían médicos, abogados, ingenieros?
Y nosotros nos escandalizamos por cederles un 3% de nuestro PIB...
Kiko Cabanillas.

1 de julio de 2016

-Muerte a la tecnología-

Eramos seis activistas sentados en la parte de atrás de un furgón.
Teníamos cuatro mazas, unas tijeras de jardinería y un soldador.
Teléfonos móviles de antigua generación.
Y en cinco minutos llegaría la hora.

Yo, al igual que mis compañeros estaba sumido en la más profunda abstracción, sin dejar por ello de atender a mis obligaciones.
Recordaba el día que empezó todo: Estaba yo en casa trabajando en el ordenador. Cuando de repente: “Guardar como”: Claro, lo dejaré en el Escritorio.
Y cuando salí de la página fui a ver mi texto en el escritorio. Y...¡No estaba!.
Descansé un rato. Y...Seguía sin estar.
Navegué para ver si conseguía encontrar el texto pero...

Fui a tomar un café y a la vuelta borré dos archivos sin querer. Histérico, anduve por toda la casa sin poder sentarme a descansar.
Llamé por teléfono a mi profe Amaia de informática pero no estaba.
Mi siguiente llamada fue a mi hermano Javier, que hizo lo que pudo conectándose conmigo vía Skipe, pero no logró descifrar el problema.

Entonces fue cuando ocurrió: Ni corto ni perezoso fui al Carrefour y compré una maza de jardinería.
Volví a casa y destroce el monitor, la pantalla y el disco duro.
¡Qué paz!.

Y descubrí en breve que no era el único en mi odio a las nuevas tecnologías. Me junté con una pandilla de naturistas, con los que fui a practicar nudismo a las islas Cies.
Coloquios, Encuentros...
¡La nueva generación quería volver al pasado!

Y llegó la hora.

En comisaria tratamos de explicar nuestra filosofía. Pero nos dijeron que eran varios nuestros delitos y que nos convenía pagar los destrozos cuanto antes.
¡En fin, unos incomprendidos!.
Kiko Cabanillas.