21 de julio de 2016

-Personaje.

“IMPORTANTE”, podía leerse en mi escritorio. Al lado de una foto de un personaje desnudo.
“Verás es que en un relato corto me has dado vida: Soy Ernesto”.
Y continuaba el mail...
“Nací el mes pasado de tus manos. Pero tengo la edad que me otorgaste: Veinte años”.
“El caso es que desde entonces no has vuelto a escribir de mí. Y me aburro como una ostra. Mátame si quieres, pero por favor vuelve a ocuparte de mí”.

Anonadado me quedé. E inicié un fructífero intercambio de “mails”, que darían título a mi libro: “Ernesto nunca se fue”.
En él retomaba los inicios de mi protagonista en el relato corto, en el que era un chaval de mi pandilla pontevedresa.
Lo convertiría en Médico sin Fronteras.
Enfermó de malaria, pero aún así nunca abandonó a sus pacientes.

Constantemente me agradecía Ernesto su nueva vida.

Y sin poder evitarlo un día le pregunté: ¿De dónde has salido?.
“De tu alma”, me contestó.
“Sí Ernesto pero una cosa es la ficción y otra la realidad” “No tiene sentido que tu estés vivo”.
Yo no soy un creador, soy un escritor.
“¿Y cuál es acaso la diferencia?”.
“Crear vida, sufrir amores, rescatar víctimas, soñar...” “Poesía”.

“Bien, me rindo pero un día me contarás cómo apareciste en mi ordenador, desnudo como un bebé”.
“Necesito saberlo”
“No. No. Necesitas no saberlo. Y por cierto: dedícate a escribir”. Kiko Cabanillas.

                                               

No hay comentarios:

Publicar un comentario