Debido a las contínuas lesiones: Caída de uñas, rozaduras, callos; que sufría como consecuencia de mi torpe locomoción postraumática...Decidí acudir a un podólogo de al lado de casa.
Me atendió una chica encantadora, quien lo primero que hizo fué coger muestras para hacerme plantillas. Acto seguido me recortó las uñas y me ablandó las rozaduras.
Acabado lo cual me marché a casa.
Allí comencé a tener molestias, así que me descalzé para observar el pié.
¡No puede ser!: En el pié derecho tenía sólo cuatro dedos.
Tras elucubrar sobre lo que habría pasado, decidí volver a la podólogo.
"Verá usted señorita, me falta un dedo".
"Tranquilícese y quítese el zapato y el calcetín", señaló.
Procedí a la retirada.
Y...¡No puede ser!: Allí estaban mis cinco dedos.
"Perdone usted señorita deben ser los nervios".
"No se preocupe caballero", destacó.
Regresé a casa, donde pude constatar que de nuevo tenía sólo cuatro dedos, con los cuales viví desde entonces en fraternal compañía.
Pero un día que me dirigía al parque de al lado de casa, para lo cual tengo que pasar por el podólogo, observé a un loro que se estaba comiendo lo que me parecía claramente mi desaparecido dedo. Así es que entré y pregunté: ¿Qué está comiendo el loro?. "Cañamones", respondió la señorita.
Kiko Vacanillas.
31 de agosto de 2015
30 de agosto de 2015
Bizcocho casero.
Como todos los días desperté en mi casa de A Coruña y bajé a desayunar al piso inferior de mi duplex.
Ya sentado, observé con extrañeza que la disposición de la cafetera y los cacharros era distinta. Pero...todo parecía diferente: Los muebles, las sillas, los armarios...
Sin embargo, al mismo tiempo me resultaba familiar. En ese momento oí la voz de mi madre, que decía: "Acaban de traer la leche fresca, ya sabeis que hay que dejarla hervir tres veces antes de consumirla". "También tenéis bizcocho", señaló.
Yo, anonadado, respondí: "Claro, mamá".
"Bueno Kiko, espero que pesqueis mucho Antonio y tú, pues os tengo reservado el primer plato. No me falleis".
Todo era poesía en mi madre, ya que había fallecido hacia cuatro años".
Sin embargo, ahí estaba. Y tremendamente jóven.
"Cómo duermen tus hermanos", dijo mi rejuvenecido padre, quien irrumpía en la cocina tras regresar del madrileño pueblo: Becerril de la Sierra.
"Aquí te dejo tus "Joyas Juveniles Ilustradas"", añadió don Javier.
"Voy a darle instrucciones a Faustino para que riege las hortensias antes de que empieze el calor fuerte", añadió mi paterno.
Y fué en ese momento cuando comprendí que todo había sido un sueño tardío.
Pero...Yo quería leche fresca hervida tres veces, con toda su nata.
Kiko Vacanillas.
Ya sentado, observé con extrañeza que la disposición de la cafetera y los cacharros era distinta. Pero...todo parecía diferente: Los muebles, las sillas, los armarios...
Sin embargo, al mismo tiempo me resultaba familiar. En ese momento oí la voz de mi madre, que decía: "Acaban de traer la leche fresca, ya sabeis que hay que dejarla hervir tres veces antes de consumirla". "También tenéis bizcocho", señaló.
Yo, anonadado, respondí: "Claro, mamá".
"Bueno Kiko, espero que pesqueis mucho Antonio y tú, pues os tengo reservado el primer plato. No me falleis".
Todo era poesía en mi madre, ya que había fallecido hacia cuatro años".
Sin embargo, ahí estaba. Y tremendamente jóven.
"Cómo duermen tus hermanos", dijo mi rejuvenecido padre, quien irrumpía en la cocina tras regresar del madrileño pueblo: Becerril de la Sierra.
"Aquí te dejo tus "Joyas Juveniles Ilustradas"", añadió don Javier.
"Voy a darle instrucciones a Faustino para que riege las hortensias antes de que empieze el calor fuerte", añadió mi paterno.
Y fué en ese momento cuando comprendí que todo había sido un sueño tardío.
Pero...Yo quería leche fresca hervida tres veces, con toda su nata.
Kiko Vacanillas.
29 de agosto de 2015
Kiko: Minusvalía-Poesía
por kikovacanillas
Hace veintiun años me casé por la apostólica y romana -craso error-. Y
al finalizar mi viaje de novios en las Alpujarras, un camión perdió los
frenos en el puerto de Piedrafita e impacto mi débil Autobianchi
frontolateralmente. Mi mujer ilesa y yo: Traumatismo craneoencefálico
con cuarenta días en estado de coma profundo. Un año en silla de ruedas.
Seguí en todo momento trabajando con la Voz de Galicia y la revista "Gam", a pesar de que mi habla cerebelosa dificultaba el entendimiento. Además no podía bajar escaleras.
En cuanto estuve minimamente recuperado di clases de apoyo escolar a colectivos marginales, gitanos sobretodo.Hice un cursillo de atención a accidentados en coche con La Cruz Roja. Y finalmente comencé a trabajar con la ONGD Ecos do Sur.
Si bien hay que destacar que cobraba una pensión por discapacidad de más de 2.000 euros. Y me podía permitir no cobrar en la ONG.
Antes de Ecos ya había trabajado con el colectivo inmigrante, con Sor Elvira, una monja de Cáritas, en Marín, amiga de mi madre, de Cáritas.
En ningún momento abandoné la Poesía, si bien me decanté obsesivamente por la Promoción poética de los 50. Y por el fallecido recientemente Leopoldo María Panero
Ya había editado por mi cuenta cinco libros. Y ahora escribo en un blog literario y en www.tustextos.com.
Concluiré con un dato importante: Me voy a divorciar, pues mi mujer se ha ido a vivir a Madrid con los niños, en una separación amistosa que se convertirá en divorcio en un año.
Tuvimos un niño con Síndrome de Down...Y dos minusválidos es más de lo que pudo aguantar. ¡Estoupou!.
por kikovacanillas
Seguí en todo momento trabajando con la Voz de Galicia y la revista "Gam", a pesar de que mi habla cerebelosa dificultaba el entendimiento. Además no podía bajar escaleras.
En cuanto estuve minimamente recuperado di clases de apoyo escolar a colectivos marginales, gitanos sobretodo.Hice un cursillo de atención a accidentados en coche con La Cruz Roja. Y finalmente comencé a trabajar con la ONGD Ecos do Sur.
Si bien hay que destacar que cobraba una pensión por discapacidad de más de 2.000 euros. Y me podía permitir no cobrar en la ONG.
Antes de Ecos ya había trabajado con el colectivo inmigrante, con Sor Elvira, una monja de Cáritas, en Marín, amiga de mi madre, de Cáritas.
En ningún momento abandoné la Poesía, si bien me decanté obsesivamente por la Promoción poética de los 50. Y por el fallecido recientemente Leopoldo María Panero
Ya había editado por mi cuenta cinco libros. Y ahora escribo en un blog literario y en www.tustextos.com.
Concluiré con un dato importante: Me voy a divorciar, pues mi mujer se ha ido a vivir a Madrid con los niños, en una separación amistosa que se convertirá en divorcio en un año.
Tuvimos un niño con Síndrome de Down...Y dos minusválidos es más de lo que pudo aguantar. ¡Estoupou!.
por kikovacanillas
ideasdeunperiodista.blogspot.com.
28 de agosto de 2015
La eterna reparación
Tenía el parabrisas delantero astillado por culpa de una piedra que me impactó en la autopista de Santiago.
Así es que me dirigí al taller en el cual hablé con el encargado, Xosé, quien me dijo que "mañana a las doce de la mañana estará listo".
Llegada la mañana me encaminé al taller con la intención de coger el coche y dirigirme a Santiago, a casa de mi padre.
Al llegar, Xosé me dijo que lamentándolo mucho no estaba listo, pues habían constatado un fallo en la correa de ventilación. Y había que cambiarla.
Llamé a mi padre y le dije que iríamos al día siguiente, cuando el coche estuviera listo.
A la mañana siguiente, miércoles, fuí de nuevo al lugar de reparación. Y al llegar me dijo Xosé: La batería se ha descargado. Tendrá que venir mañana.
Ya claramente de mal homor me retiré. Y al día siguiente repetí la operación: Ajustarian los frenos. De nueno se repitió la historia: El cambio. Más: La amortiguación...Los bollos en el chasis.
Verás Xosé, dije abriendo el motor...No os habéis fijao en que este cable está suelto, dije según arrancaba el cable rojo. Además, rompiendo una ventanilla de un codazo, hay que arreglar este cristal.
Y, sobretodo, Xosé, o lo tienes todo listo mañana o te rompo las piernas.
Kiko Vacanillas.
Así es que me dirigí al taller en el cual hablé con el encargado, Xosé, quien me dijo que "mañana a las doce de la mañana estará listo".
Llegada la mañana me encaminé al taller con la intención de coger el coche y dirigirme a Santiago, a casa de mi padre.
Al llegar, Xosé me dijo que lamentándolo mucho no estaba listo, pues habían constatado un fallo en la correa de ventilación. Y había que cambiarla.
Llamé a mi padre y le dije que iríamos al día siguiente, cuando el coche estuviera listo.
A la mañana siguiente, miércoles, fuí de nuevo al lugar de reparación. Y al llegar me dijo Xosé: La batería se ha descargado. Tendrá que venir mañana.
Ya claramente de mal homor me retiré. Y al día siguiente repetí la operación: Ajustarian los frenos. De nueno se repitió la historia: El cambio. Más: La amortiguación...Los bollos en el chasis.
Verás Xosé, dije abriendo el motor...No os habéis fijao en que este cable está suelto, dije según arrancaba el cable rojo. Además, rompiendo una ventanilla de un codazo, hay que arreglar este cristal.
Y, sobretodo, Xosé, o lo tienes todo listo mañana o te rompo las piernas.
Kiko Vacanillas.
26 de agosto de 2015
Embarazo psicológico.
"Verás Pablo -mi médico de cabecera-, esto es muy violento, pero...Estoy embarazado".
"Bueno Kiko, como puedes comprender eso no tiene sentido. Cierto es que estás más gordo, pero será por culpa de la dieta que llevas".
Así, después de haber ido en varias ocasiones, se decidió a hacerme un análisis.
"Estoy estupefacto Kiko, efectivamente tus niveles de hormonas están desbocados, pero ahora mismo haremos un escáner y saldremos de dudas".
"Bueno Kiko, me dijo al cabo de dos horas, tienes una dilatacion abdominal, pero no estás embarazado, pues eso resultaría imposible".
Y...¿Por qué tengo tantos antojos, Pablo?.
"No me cabe duda -me dijo Pablo- de que tienes un embarazo psicológico. Yo hasta ahora nunca había visto a varones con esta sintomatología. Pero no hay duda".
Así pues seguí engordando mes tras mes. Y al llegar al octavo mes caí en una profunda depresión Y tras consumir variadas sustancias estupefacientes, acompañado de un colega ex-presidiario, di a luz al noveno mes por vía anal. Era un explénidido benjamín.
Kiko Vacanillas.
"Bueno Kiko, como puedes comprender eso no tiene sentido. Cierto es que estás más gordo, pero será por culpa de la dieta que llevas".
Así, después de haber ido en varias ocasiones, se decidió a hacerme un análisis.
"Estoy estupefacto Kiko, efectivamente tus niveles de hormonas están desbocados, pero ahora mismo haremos un escáner y saldremos de dudas".
"Bueno Kiko, me dijo al cabo de dos horas, tienes una dilatacion abdominal, pero no estás embarazado, pues eso resultaría imposible".
Y...¿Por qué tengo tantos antojos, Pablo?.
"No me cabe duda -me dijo Pablo- de que tienes un embarazo psicológico. Yo hasta ahora nunca había visto a varones con esta sintomatología. Pero no hay duda".
Así pues seguí engordando mes tras mes. Y al llegar al octavo mes caí en una profunda depresión Y tras consumir variadas sustancias estupefacientes, acompañado de un colega ex-presidiario, di a luz al noveno mes por vía anal. Era un explénidido benjamín.
Kiko Vacanillas.
25 de agosto de 2015
Corte de manga universal.
Estupefacción es la palabra que resume mi estado de ánimo tras sufrir el impactante comportamiento de mi vecino: ¡Buenos Días, imbecil!, seguido de un vistoso corte de mangas.
Todavía impactado fuí a comprar el periódico y Carmen, tras pagarle, también me hizo el grosero gesto.
¡Esto es inaudito!.
Llegué a casa y me dijo el portero Jose: ¡Hola neno!. Seguido de un cruze de antebrazos.
De repente vi clara la situación y también comenzaría a ofender con dicho proceder a la concurrencia.
Así es que al llegar a la ONG en la que trabajaba saludé con un corte de mangas a todos los compañeros. Alguno se me adelantó.
Cogí el autobus 14 de vuelta a casa y al conductor del autobús le hice lo propio, que no pareció extrañarle en absoluto.
Al lado de mi edificio vi a un policía municipal al lado de su coche y le dije: "Eh tú", y crucé mis brazos.
A lo que el susodicho respondió increpándome ostensiblemente. Y poniéndome una multa.
Aún así varios fueron los maliciosos gestos que presenté desde entonces. Y las reacciones fueron las que antes me habrían parecido normales: Enfados, indignación etc...
Pronto lo comprendí: La opereta había acabado.
Kiko Vacanillas.
Todavía impactado fuí a comprar el periódico y Carmen, tras pagarle, también me hizo el grosero gesto.
¡Esto es inaudito!.
Llegué a casa y me dijo el portero Jose: ¡Hola neno!. Seguido de un cruze de antebrazos.
De repente vi clara la situación y también comenzaría a ofender con dicho proceder a la concurrencia.
Así es que al llegar a la ONG en la que trabajaba saludé con un corte de mangas a todos los compañeros. Alguno se me adelantó.
Cogí el autobus 14 de vuelta a casa y al conductor del autobús le hice lo propio, que no pareció extrañarle en absoluto.
Al lado de mi edificio vi a un policía municipal al lado de su coche y le dije: "Eh tú", y crucé mis brazos.
A lo que el susodicho respondió increpándome ostensiblemente. Y poniéndome una multa.
Aún así varios fueron los maliciosos gestos que presenté desde entonces. Y las reacciones fueron las que antes me habrían parecido normales: Enfados, indignación etc...
Pronto lo comprendí: La opereta había acabado.
Kiko Vacanillas.
23 de agosto de 2015
Coche: Viaje En El Tiempo
Quedó en recogernos mi padre para ir a su casa de Lamas. Santiago desde A Coruña estaba a cuarenta kilómetros, aproximadamente.
Llamó al telefonillo, bajé, me senté delante, a su lado, abrí "Palabras
para Julia" de José Agustín Goytisolo...Y pronto estábamos en la
autopista.
Casi no hablamos. Yo fuí embebido en la lectura.
De repente abandonamos la autopista.
El paisaje me producía una sensación extraña: Me era muy común pero no era el habitual hacia casa de mi padre.
Fué entonces cuando el rostro de mi padre experimentó el cambio: Había rejuvenecido treinta años.
"¿Metiste las raquetas en la maleta?", me preguntó.
Extrañado pues hacía dos décadas que no jugábamos al tenis..., le dije: "¿Qué raquetas?".
Miré por la ventanilla y no lo pude comprender: Estábamos en Becerril de la Sierra. El pueblo donde teníamos el chalet en mi infancia.
Mi rejuvenecido padre condujo hasta el mismo.
Y allí en la puerta de "El Curruncho" estaba "El Lucio", mi amigo de la infancia, con unos quince años, quien me dijo: "Está el pantano lleno de Cachos, Carpas y Truchas. ¿Te subes conmigo?".
En ese momento me dí cuenta de que yo también había rejuvenecido.
"Qué crueles son en los pueblos: Realmente Antonio, el hijo de la Hortensia, es idéntico al pez del apodo", señaló mi padre de cuarenta años.
Casi no hablamos. Yo fuí embebido en la lectura.
De repente abandonamos la autopista.
El paisaje me producía una sensación extraña: Me era muy común pero no era el habitual hacia casa de mi padre.
Fué entonces cuando el rostro de mi padre experimentó el cambio: Había rejuvenecido treinta años.
"¿Metiste las raquetas en la maleta?", me preguntó.
Extrañado pues hacía dos décadas que no jugábamos al tenis..., le dije: "¿Qué raquetas?".
Miré por la ventanilla y no lo pude comprender: Estábamos en Becerril de la Sierra. El pueblo donde teníamos el chalet en mi infancia.
Mi rejuvenecido padre condujo hasta el mismo.
Y allí en la puerta de "El Curruncho" estaba "El Lucio", mi amigo de la infancia, con unos quince años, quien me dijo: "Está el pantano lleno de Cachos, Carpas y Truchas. ¿Te subes conmigo?".
En ese momento me dí cuenta de que yo también había rejuvenecido.
"Qué crueles son en los pueblos: Realmente Antonio, el hijo de la Hortensia, es idéntico al pez del apodo", señaló mi padre de cuarenta años.
por kikovacanillas
21 de agosto de 2015
Impuesto de Circulación.
Me voy a separar. En los días previos a la disolución marital mi mujer, Ana, me dice:
“Verás Kiko, he pensado que como nuestro coche ya tiene once años y hay
que comprar otro antes de que me vaya -yo no conduzco debido a una
minusvalía- deberíamos ponerlo a tú nombre para así quedar exentos del
impuesto de circulación.Enfermé.
“No sólo te voy a denunciar por aprovecharte de mi minusvalía, sino que además te va a comprar el coche tu puta madre”.
Me replicó que me sentaba muy mal el alcohol.
O demasiado bien, pensé yo. (A todo esto me había limitado a beber un vaso de tinto Don Simón comiendo).
por kikovacanillas
20 de agosto de 2015
Mi Suegro y El Mando
El mando de la televión y mi suegro forman un ente contínuo y uniforme. Sentado en mi sitio del “living” toma posesión del mismo y cambia
canales a un ritmo de permanencia en cada uno de ellos no mayor de
veinte segundos.
No importa si uno está viendo las noticias, en cuyo caso asevera o niega con el más rotundo de los criterios más conservadores.El caso es que al pobre hombre le gustas cambiar y con gran pasión se entrega a la tarea.
“Ponen Informe Semanal, Pepe cambia”.
El más rotundo de los silencios obtengo por respuesta.
“Déjame ver las noticias en la dos”: Idéntica respuesta.
Y ya harto...Le digo:
Sabes una cosa Suegro: Te voy a dar de ostias.
por kikovacanillas
19 de agosto de 2015
Fuera...-pensamiento: Dentro
por kikovacanillas
Salí precipitadamente de casa para bajar la basura.
Ya me había quedado a vivir sólo tras mi separación, por lo que no había nadie en casa.
Y fué entonces, con las bolsas de basura en la mano, cuando me dí cuenta de que me había olvidado las llaves dentro.
Un gran sopor invadió mi ser. Sudé copiosamente.
Entonces dejé las bolsas en el suelo y miré fijamente la cerradura.
Acto seguido decidí cerrar los ojos y concentrarme.
Volví a abrir los ojos en dos minutos.
Y allí estaba, en medio del salón de mi casa.
Debía ser un sueño. Me pellizqué. Pero no. Era real.
Había atravesado la puerta. Estaban las llaves puestas por dentro.
Entonces, tras mucha reflexión, tomé una drástica decisión: Cogí las llaves, abrí la puerta, así las bolsas de basura. Y me dirigí al contenedor.
Ya me había quedado a vivir sólo tras mi separación, por lo que no había nadie en casa.
Y fué entonces, con las bolsas de basura en la mano, cuando me dí cuenta de que me había olvidado las llaves dentro.
Un gran sopor invadió mi ser. Sudé copiosamente.
Entonces dejé las bolsas en el suelo y miré fijamente la cerradura.
Acto seguido decidí cerrar los ojos y concentrarme.
Volví a abrir los ojos en dos minutos.
Y allí estaba, en medio del salón de mi casa.
Debía ser un sueño. Me pellizqué. Pero no. Era real.
Había atravesado la puerta. Estaban las llaves puestas por dentro.
Entonces, tras mucha reflexión, tomé una drástica decisión: Cogí las llaves, abrí la puerta, así las bolsas de basura. Y me dirigí al contenedor.
por kikovacanillas
17 de agosto de 2015
La informática me domina.
Trataba de actualizar mis blogs y web después de un formateado por causa de un virus.
Todo parecía sencillo. Pero...
Bueno me tomaría un café antes de empezar. Cargado.
Encendí el ordenador y entré en mi web. ¿Cómo haría para escribir?.
Antes juraría que había un dibujo de un lápiz. ¿Dónde estaba el maldito lápiz?.
Me repetía el café que me había producido acidez en grado sumo...
¿Usuario y Contraseña?...
LLamaré a Patxi a ver si me la dice. No contesta. Claro estamos en Agosto.
Bueno pues llamaré a Natalia. No contesta. Claro estamos en Agosto.
Seguiré indagando. Ahora en los blog. Le pediré ayuda Álvaro, amigo de mi vecina Ana María. No pudo arreglar nada. Y me temí lo peor: Podía desprogramarme todo. Buen chico. No pudo.
Bueno yo con mi mismidad logré editar los blog y mi página web. Pero sólo para Leer.
¿Por qué no me dejas escribir?. Tomaré otro café para espabilar.
No, no se pueden añadir textos en los blogs. Es una tarea imposible. Bueno esperaría a que acabase el mes de agosto y le pediría a Patxi que venga a casa a ver si arregla esta "desfeita". Bueno al fin y al cabo he logrado que se lean los dos blog (Literario y de Ecos), así como la página web.
Era ya muy tarde y me fuí a dormir, con el café apostando insistentemente por salir de mi organismo.
Una pesadilla se apoderó de mí: Estaba en un caldero con aceite hirviendo y dos duendes me cocinaban. En sus camisetas unos nombres plateados: "Usuario" y "Contraseña".
Kiko Vacanillas.
Todo parecía sencillo. Pero...
Bueno me tomaría un café antes de empezar. Cargado.
Encendí el ordenador y entré en mi web. ¿Cómo haría para escribir?.
Antes juraría que había un dibujo de un lápiz. ¿Dónde estaba el maldito lápiz?.
Me repetía el café que me había producido acidez en grado sumo...
¿Usuario y Contraseña?...
LLamaré a Patxi a ver si me la dice. No contesta. Claro estamos en Agosto.
Bueno pues llamaré a Natalia. No contesta. Claro estamos en Agosto.
Seguiré indagando. Ahora en los blog. Le pediré ayuda Álvaro, amigo de mi vecina Ana María. No pudo arreglar nada. Y me temí lo peor: Podía desprogramarme todo. Buen chico. No pudo.
Bueno yo con mi mismidad logré editar los blog y mi página web. Pero sólo para Leer.
¿Por qué no me dejas escribir?. Tomaré otro café para espabilar.
No, no se pueden añadir textos en los blogs. Es una tarea imposible. Bueno esperaría a que acabase el mes de agosto y le pediría a Patxi que venga a casa a ver si arregla esta "desfeita". Bueno al fin y al cabo he logrado que se lean los dos blog (Literario y de Ecos), así como la página web.
Era ya muy tarde y me fuí a dormir, con el café apostando insistentemente por salir de mi organismo.
Una pesadilla se apoderó de mí: Estaba en un caldero con aceite hirviendo y dos duendes me cocinaban. En sus camisetas unos nombres plateados: "Usuario" y "Contraseña".
Kiko Vacanillas.
"Compulsión Espiritual".
Y es que la culpa es de la telefonía movil.
"Tengo que saber si Kikón ha leído mi blog", me decía, al tiempo que se plasmaba su número de teléfono en la pantalla del móvil.
"Si ya sé que he llamado ocho veces, pues es que igual acaba de llegar..."
Nada importa. Otro intento. Ahora seguro que lo coge".
Bueno ya sé le masndaré un "whatsupp" a su mujer porque él no tiene. Y además un "Mensaje" a Kikón.
Perdón Enrique por llamarte tantas veces", le decía cuando por fín me lo cojió.
"Sí pero al final me lo has cogido ¿no?".
"Mi mar de llamadas tenía sentido", dije..
Antes no ocurría esto. La culpa es del teléfono móvil. Alimento para neuróticos como yo.
Había que buscar una cabina. Conseguir monedas suficientes.
Y, en fín, esperar que la voz demandada no hubiera salido.
Pero una cosa os aseguro: Cojían el teléfono mucho más que ahora.
Si bien también puede ser que no me lo cojan aposta. Por plomo..
por kikovacanillas
"Tengo que saber si Kikón ha leído mi blog", me decía, al tiempo que se plasmaba su número de teléfono en la pantalla del móvil.
"Si ya sé que he llamado ocho veces, pues es que igual acaba de llegar..."
Nada importa. Otro intento. Ahora seguro que lo coge".
Bueno ya sé le masndaré un "whatsupp" a su mujer porque él no tiene. Y además un "Mensaje" a Kikón.
Perdón Enrique por llamarte tantas veces", le decía cuando por fín me lo cojió.
"Sí pero al final me lo has cogido ¿no?".
"Mi mar de llamadas tenía sentido", dije..
Antes no ocurría esto. La culpa es del teléfono móvil. Alimento para neuróticos como yo.
Había que buscar una cabina. Conseguir monedas suficientes.
Y, en fín, esperar que la voz demandada no hubiera salido.
Pero una cosa os aseguro: Cojían el teléfono mucho más que ahora.
Si bien también puede ser que no me lo cojan aposta. Por plomo..
por kikovacanillas
13 de agosto de 2015
Batido de plátano.
Tengo entendido que los escritores beben whisky. Pero he aquí que yo para escribir me apoyo espiritualmente en el batido de plátano.
Cojo un bote de un litro. Y en él vierto galletas de fibra, plátano, azucar y leche. Batidora y listo!
Escribo en el ordenador. Y el cuadrante derecho inferior de la mesa es el lugar en el que sitúo mi batido..
Cuanto más animado es el relato con mayor frecuencia acudo al divino elixir.
Me dura aproximadamente una hora. Y en ocasiones repito.
El plátano debe ser maduro para poder deshacerse correctamente. Y las galletas proporcionan la textura adecuada.
Armoniza bien esta bebida con el flamenco. Y más concretamente con Camarón de la Isla.
Ni que decir tiene que peso 115 kilos. Con lo cual esta bebida me está prohibida por su alto contenido calórico. Lo cual la hace si cabe más apetecible, por su componente prohibido.
Bueno a mí el whisky también me gusta. E incluso algunna vez traté de escribir con su ayuda. Pero me embota y confunde.
Sin ningún tipo de dudas es el batido de plátano el componente mágico. Hazedme caso.
Kiko Vacanillas.
Cojo un bote de un litro. Y en él vierto galletas de fibra, plátano, azucar y leche. Batidora y listo!
Escribo en el ordenador. Y el cuadrante derecho inferior de la mesa es el lugar en el que sitúo mi batido..
Cuanto más animado es el relato con mayor frecuencia acudo al divino elixir.
Me dura aproximadamente una hora. Y en ocasiones repito.
El plátano debe ser maduro para poder deshacerse correctamente. Y las galletas proporcionan la textura adecuada.
Armoniza bien esta bebida con el flamenco. Y más concretamente con Camarón de la Isla.
Ni que decir tiene que peso 115 kilos. Con lo cual esta bebida me está prohibida por su alto contenido calórico. Lo cual la hace si cabe más apetecible, por su componente prohibido.
Bueno a mí el whisky también me gusta. E incluso algunna vez traté de escribir con su ayuda. Pero me embota y confunde.
Sin ningún tipo de dudas es el batido de plátano el componente mágico. Hazedme caso.
Kiko Vacanillas.
10 de agosto de 2015
La eterna cola
Saque el dinero en el cajero del Banco Pastor. Con mi bastón
me encaminé hacia la Escuela de Idiomas, donde pediría mi sobre de matrícula
para hacer un cursillo de Inglés en el mes de Julio.
Llegué tras caminar veinte minutos aproximadamente.
Rebase la entrada y me dirigí hacia a la Secretaria, donde
realizaría mis gestiones.
Para mi sorpresa y desagrado observé que había una gran cola
en Secretaría.
Perdona estáis todos para el cursillo de inglés. “sí”, me
respondieron.
Tras medias hora de desesperación llegó mi turno: “Una
matrícula para el cursillo de inglés de Julio”, dije.
“¡Como no!, Leopoldo Vacanillas”, dijo el funcionario.
“Perdona pero ¿como conoces mi pseudónimo?, señalé.
Y también conozco a tu primo Kikón...
Disculpa pero debo estar despistado..¿Nos conocemos?.
“Yo a tí sí, y también amo a Reynaldo Arenas, como tú”.
“Esto es desconcertante”, afirmé.
“Sí que es una pena que falleciese el maestro Leopoldo
María...”, dijo el funcionario.
“Bueno yo quería hacer una matrícula de inglés”, sentencié.
“Claro que a mí también me gustan los clásicos como a tí”,
dijo.
“Pero bueno yo no he venido aquí a hablar de literatura”,
respondí.
“Bien pero sólo dime una cosa: ¿Es verdad que hace poco te
terminaste de leer “el Ulises” de James Joyce?.”.
“Pues sí. Lo había abandonado en mi primera lectura...”
“Pero...”.
“Bueno te cuento: Me resultó tedioso en la primera lectura,
lo cual me desconcertó bastante dadas las buenísimas críticas que había leído”.
“Pero en mi segunda lectura me dí cuenta de la enorme carga
poética que tiene”.
“Es prosa poética maravillosa”, añadí.
“Intercalé su lectura con poesía de Jesús Hilario Tundidor”,
mezcla divina.
"Y tu ¿qué lees?”, pregunté.
“Ese no es el tema. ¡Tú limítate a responder a mis
preguntas!”, aseveró.
Y por fin tras hora y media había llegado al funcionario.
“Hay que ver lo que imagina uno en estas eternas colas”, me
dije.
No es que dude de la formación literaria de los funcionarios, pero...
No es que dude de la formación literaria de los funcionarios, pero...
En fín hubiese sido interesante. Saque el dinero en el cajero del Banco Pastor. Con mi bastón
me encaminé hacia la Escuela de Idiomas, donde pediría mi sobre de matrícula
para hacer un cursillo de Inglés en el mes de Julio.
Llegué tras caminar veinte minutos aproximadamente.
Rebase la entrada y me dirigí hacia a la Secretaria, donde
realizaría mis gestiones.
Para mi sorpresa y desagrado observé que había una gran cola
en Secretaría.
Perdona estáis todos para el cursillo de inglés. “sí”, me
respondieron.
Tras medias hora de desesperación llegó mi turno: “Una
matrícula para el cursillo de inglés de Julio”, dije.
“¡Como no!, Leopoldo Vacanillas”, dijo el funcionario.
“Perdona pero ¿como conoces mi pseudónimo?, señalé.
Y también conozco a tu primo Kikón...
Disculpa pero debo estar despistado..¿Nos conocemos?.
“Yo a tí sí, y también amo a Reynaldo Arenas, como tú”.
“Esto es desconcertante”, afirmé.
“Sí que es una pena que falleciese el maestro Leopoldo
María...”, dijo el funcionario.
“Bueno yo quería hacer una matrícula de inglés”, sentencié.
“Claro que a mí también me gustan los clásicos como a tí”,
dijo.
“Pero bueno yo no he venido aquí a hablar de literatura”,
respondí.
“Bueno pero sólo dime una cosa: ¿Es verdad que hace poco te
terminaste de leer “el Ulises” de James Joyce?.”.
“Bueno pues sí. Lo había abandonado en mi primera lectura...”
“Pero...”.
“Bueno te cuento: Me resultó tedioso en la primera lectura,
lo cual me desconcertó bastante dadas las buenísimas críticas que había leído”.
“Pero en mi segunda lectura me dí cuenta de la enorme carga
poética que tiene”.
“Es prosa poética maravillosa”, añadí.
“Intercalé su lectura con poesía de Jesús Hilario Tundidor”,
mezcla divina.
“Bueno y tu ¿qué lees?”, pregunté.
“Ese no es el tema. ¡Tú limítate a responder a mis
preguntas!”, aseveró.
Y por fin tras hora y media había llegado al funcionario.
“Hay que ver lo que imagina uno en estas eternas colas”, me
dije.
Y no es que dude de la formación literaria de los
funcionarios, pero...
En fín hubiese sido interesante.
KikoVacanillas.
KikoVacanillas.
Moon
Primero fue la llamada de mi padre: “He leído tus relatos. Y
deberías dejar de escribir en
primera persona y cambiar los nombres
reales”.
“Pero papá si yo soy periodista y escribo de lo que pasa. De
lo que me pasa a mí”, respondí.
“Un buen novelista se tomaría el trabajo de poner otros
nombres”, añadió.
Fue ganando en irascibilidad y me dijo: “Y las cosas que
dices de ella. No ves que le molestarán”.
Bueno lo voy a pensar...
Así lo pensé y voy a mantener la primera persona. Y en cuanto a
los nombres es posible que los cambie. Pero sólo posible. Es mi compromiso con
la Poesía la que me lo impide.
Además...Mi mujer es ella. Clotilde sería otro libro.
Tras escribir “La eterna cola” fui a dar un paseo y a tomar
una cerveza.
“Vamos a probar aquí”, me dije mirando fijamente al pub
“Moon”.
Pasé al interior y descubrí una espaciosa terraza, donde me
instalé cómodamente.
Al rato vino una jovencita a atenderme.
Morena. Con blusa de seda a través de la cual se apreciaban
unos turgentes pechos.
“¿Qué quieres?”, me preguntó.
Entonces saqué mi libreta y me puse a tomar notas para mis
relatos.
Permanecí un rato en este menester, pero pronto quedé sumido
en el mas maravilloso estado de postración frente al mar y a la Torre de
Hércules.
Pudieron pasar unos 50 minutos al cabo de los cuales la de
los pechos turgentes y una compañera vinieron a mí y me preguntaron: “Perdona
que te molestemos pero es que tenemos una
apuesta: ¿Eres escritor?”, dijeron. “Eso intento, pero estoy empezando”,
contesté.
“Pero ya que estáis aquí: ¿Os puedo invitar a una cerveza?.
“No nos dejan beber en horas de trabajo...”.
“Bueno pues venís a
casa y os invito a un whiskys.
Estuvieron de acuerdo
y tras esperar a su hora de salida nos dirigimos a casa.
Música, copas...
“¿Cuál te gusta más?”, preguntó la compañera.
“La de los pechos turgentes”, contesté.
“Las dos tenemos buenas tetas”, objeto la más morena.
“¿No tendré la suerte de que seáis bisexuales?”, pregunté.
“Cómo lo sabias”,
destacó María-pechos-turgentes.
Y a partir de ese momento comenzó el espectáculo.
Se amaban, peleaban, mordían, chupaban, herían...
Todo ello en el sillón del living. Hasta que les indiqué que
fuéramos a la cama del piso superior.
Así lo hicimos y yo me convertí en el objeto del deseo.
Éramos tres besando, fornicando y suspirando..
María y Teresa me dieron todo.
Dormimos unas dos horas y ya de mañana les preparé un
desayuno americano: Huevos, Corn Falkes, café con leche y una pieza de fruta.
Zumo de naranja.
“Voy a seguir yendo al “Moon” pero no podría aguantar este
ritmo por mucho tiempo.
“No te preocupes sé de
buenas vitaminas. Y el gin sen es fantástico. ¡Tú a joder!.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
Lamas
Moderna construcción de piedra, ubicada en Lamas (Boqueixón),
en las proximidades de Santiago.
Habitada por toda una jauría de perros (Ros, Mafi, Vento...). Esporádicamente
muere alguno, pero es sustituido de inmediato por otro (Palleiros, la mayoría).
Es la casa de mi padre. Y en ella tenemos una magnífica
biblioteca (Desde Neruda -de la editorial Losada-, hasta la más actual
narrativa).
Uno de los mayores placeres cotidianos es dar un paseo por la
aldea cuando comienza a caer el sol. Saludando a paisanos por entre las
“corredoiras”.
También es muy agradable comprar comida en el super del
pueblo, que no es sino una casa de aldea con un rústico mostrador desde el cual te atienden.
Cuando voy a ver a mi padre siempre vamos a “Follas Novas”,
completísima librería de Santiago ciudad.
Y tras despedirme de
María, la doméstica de mi padre, cojo el autobús Castromil con una bolsa
donde llevo los libros robados.
Pero lo más característico de la casa de Lamas -también
habitada por Maló, compañera de mi padre- es que, sin duda, en ella habita la
Poesía. Y así seguirá siendo.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
Salto en el tiempo en el Gadis
Estaba una mañana muy soleada en La Coruña, así que tras dar
un paseo decidí entrar en el Gadis a comprar algo para beber (yogur líquido a
poder ser).
Así es que tras darle cincuenta céntimos a la gitana de la
entrada, me dirigí al interior de la tienda.
“Ya era hora”, me dijo un encorbatado al fondo del super.
Sin comprender de qué me conocía me dirigí a él. Estaba con
otros tres varones, todos bien vestidos y de entorno a los sesenta años de
edad.
“Mañana 20 de diciembre será el atentado”, suspiró el que
parecía el jefe.
...”Pero bueno cómo que 20 de noviembre. Si estamos en
Julio”, corregí yo.
“Verás, el 20 de diciembre de 1973, año en curso, el
presidente del gobierno de España, Luis Carrero Blanco morirá en atentado.
Estupefacto me dirigí a la entrada y pude comprobar con
horror en un periódico a la venta que efectivamente estábamos a 19 de diciembre
de 1973.
Víctima de un ataque de pánico salí del Gadis y me dirigí a
un kiosco, donde para mi satisfacción la Voz de Galicia indicaba que estábamos
en el 10 de Julio de 2015.
Entré de nuevo en el Gadis. Y verifiqué que allí dentro
estábamos en 1973.
“La desaparición de Carrero Blanco tendrá numerosas
implicaciones políticas y traerá consigo la descomposición del aparato
franquista”, dijo el de los negros bigotes.
“Sí -añadió el segundo de abordo- y los sectores más
inmovilistas del franquismo -el “bunker”- se verá momentaneamente reforzado y
nombrará a un sucesor de Carrero Blanco de
la línea dura, puede que Carlos Arias Navarro”.
Así sin más revivía un suceso histórico que quedaría
archivado al comienzo de la Transición y cuyas circunstancias nunca se
esclarecieron. Los autores del atentado tampoco llegaron a ser juzgados por estos hechos y tras la muerte de Franco
se beneficiarían totalmente de la amnistía concedida en 1977.
Pero yo era el único allí que sabía esto pues era evidente
que vivían en 1973 del Gadis para dentro.
“Muerte al fascista. Y victoria del marxismo, judaísmo,
masonería, liberalismo y de la democracia”, espetó el más joven.
“Todo está listo: La dinamita, las obras para colocar la
carga fatal...Calculamos que además de nuestro objetivo morirán un máximo de
cinco personas”, aclaró.
“Serán tres los fallecidos”, interpelé yo.
“¿Y tú que eres, adivino?, preguntó el joven.
“Perdona tienes razón, es sólo una suposición”, contesté.
Y finalizada la reunión hubo intercambio de teléfonos. Y yo
compré un yogur líquido y salí a la calle, que vivía en el mejorable 2015.
Al llegar a casa no pude evitar volver a ver “Viridiana” de Luis Buñuel, padre del
surrealismo.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
La Batalla del Ebro
Sábado. Como siempre con mi bolsa de deportes me dirijo a la coruñesa Casa del
Agua a hacer pesas. En los vestuarios me visto de deporte y asciendo a la sala,
donde preparo las pesas: La barra y
quince kilos a cada lado.
Quiero hacer cuatro repeticiones de doce tandas cada una.
Press banca.
Pero en la segunda repetición algo falla.
Y de repente...
Mi compañero se queja con gritos muy agudos.
“No te preocupes, saldremos de aquí”, dice.
“¡No sé donde estoy!”, exclamo.
“Llevaste un fuerte golpe en la cabeza. Pero no es grave”,
afirma.
“Me puedes explicar...”, digo.
“Bien. Verano de 1938. Somos soldados del ejército de las
Segunda República. Tras las perdidas de las
batallas de Teruel y de la Alfambra Negrín decidió tomar la inciativa y
presentar batalla a los nacionales en un frente establecido por el río Ebro.
Pero ha sido un desastre: Hablan de 100.000 bajas entre los dos ejércitos. Tras
la mayor y más sangrienta batalla de la
Historia de España, se podría decir que hemos perdido la guerra.
Estamos en un hospital de campaña del frente del Ebro. A ti
te darán de alta en breve, pero a mí me tienen que coser...”, señaló mi colega.
En ese preciso momento entró un herido al que llevaban en
volandas dos milicianos.
“Pero...Si es...
No, no puede ser...
Leopoldo María Panero. Pero
¿no habías muerto el año pasado?.
Me mira fijamente y dice: ¿Y qué es la muerte?. ¡Una
ilusión!.
Aturdido y confuso me levanto de la camilla y...
Un sanitario me mira fijamente y me pregunta: “¿Cuántos dedos
hay aquí?”.
Pronto comprendo todo según me cuentan: Efectivamente estaba
haciendo pesas y un disco de quince kilos se salió de la barra y me golpeó la
cabeza.
Por suerte sólo me dio de refilón. Aún así perdí el
conocimiento durante diez minutos. Y ahora estoy en la enfermería del gimnasio.
Pero...¡Yo estuve en la batallas del Ebro!
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
Palleiro
Era uno de los perros de Luz, la amiga de la vecina del
quinto, Ana María.
El pobre se quedó encerrado en el cuarto de baño hasta que lo
sacó el portero.
Es un palleiro de pura raza.
Y os voy a contar lo que me sucedió con él.
A mí su asociabilidad siempre me cautivó. Desaparecía de casa
y se iba directo a la perrera, como diciendo ésta es mi casa.
El caso es que un día estaba yo en casa de Ana María con ella
y con Luz, así como con su perro.
Sentado en el salón, como a modo de juego le dije al perro:
¡Levanta una pata!. Y cuál fue mi sorpresa cuando el palleiro alzó su
extremidad.
Entonces seguí con el juego y le dije: ¡Dos por dos!. Y dio
cuatro golpes con la pata en el suelo.
Decidí ir más lejos y le pregunté que opinaba de su dueña
Luz...
Parecía un sueño.
Pero, dijo...
“Es una perfecta desequilibrada”.
Dudé si decírselo a Ana María, pero opté finalmente por
guardar el secreto.
Entonces aparecieron Luz y Ana.
Y yo les dije: “Bueno me voy a casa, hasta luego”.
Y al día siguiente me cruce en la calle con Luz y su
palleiro.
Miré fijamente al canino y éste me guiñó un ojo.
“Lo acabo de sacar de la perrera”, me dijo Luz.
“¡Es que es su casa!”, observé.
“Su casa es la mía”, observó Luz. “Quien te crees que le da
de comer”, destacó su dueña.
“Yo se lo que digo”, observé. “¿Verdad?.
“Guau, guau”.
“Bueno pues cuídalo más. Sólo come cuando le roba la comida a
Blanca, la perra de Ana María”, señalé.
“Come todos los días, su propia comida. Lo que pasa es que es
un hambrón. Por eso le come la comida a Blanca”, destacó Luz.
“Déjamelo y vete a casa de Ana María, que yo te lo llevo
ahora”, dije.
“Bueno, como quieras”, respondió.
Y ya con él le dije: “Qué tal con Luz. Como una cabra ¿no?”.
“Está fatal. Y cuando vuelvo a mi casa: La perrera, no tarda
en sacarme de allí. Total, para matarme de
hambre.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
Leopoldo vía skape
Por fin me iba a quedar sólo en A Coruña y ella se iba a
vivir a Madrid con los niños y con el abuelo. Así es que le pedí que me
explicase el Skape para poder comunicarme con ellos.
Así lo hizo y yo me disponía a estrenar las nuevas tecnologías.
Encendí el ordenador y activé el Skaspe. Llame previamente para
que se conectase.
Estaba pues esperando a que apareciese el rostro de mi mujer
en pantalla. Luego podría ver a mis hijos.
Pero cual fue mi sorpresa cuando en pantalla apareció
Leopoldo Marías Panero.
“Es un pedazo del alma que se arranca sin piedad”, señaló el
poeta maldito.
No comprendía que había pasado, pero no quise dejar pasar la
oportunidad de hablar con el poeta recogido en “Nueve novísimos poetas
españoles”, de J.M. Castellet.
“Leopoldo, ¿eres un poeta culturaslista, heterodoxo y
anticonvencional?, pregunté.
“Soy un poeta que se mueve entre la locura -que no existe
como tal- y la divinidad. Mis dioses son Mallarmé y Pound”.
“Dime Leopoldo: “Heroína y otros poemas” o “Abismo”. ¿Cuál me
recomiendas?”.
“Las dos son una auténtica mierda.
Lee a Julio Verne.
“Fascinado estoy todavía por la película “El desencanto”.
¿Cómo era tu relación con la familia?”, inquirí.
Soledad Blanc era y es mi musa. Con mi padre la relación era
buena. Y mis hermanos eran...mis hermanos. Pobre Michi, era un alcohólico sin
curación posible.
El silencio se hizo.
La pantalla se apagó y se volvió a encender sola.
Y al cabo de un rato apareció ella..
“¿Qué has hecho?. ¿Es que no te expliqué todo con rigor?.
Dijiste que lo habías entendido...
Verás lo que me ha pasado...Le conté mi entrevista con
Leopoldo María Panero.
¿Estás bebiendo?. O simplemente son cosas tuyas...
En fin... ¡Cuídate!.
Kiko Vacanillas.
Carnicería humana
Tenía el deber doméstico familiar de ir a “Paco” a comprar
carne. Así es que antes de ir a trabajar me dirigí a la carnicería.
“¡Buenos días Paco!, dame cuatro buenos filetes”.
“Marchando”, contestó Paco.
Y tras afilar un cuchillo sacó una pieza de carne y la puso
sobre el mostrador.
“Horror, no puede ser. Serán figuraciones mías”, exclamé.
La pieza de carne respondía físicamente a un cuerpo humano. Y
allí en lo alto una cabeza sin ojos.
“Paco ¿que pieza de carne es esa?.
“Si ya lo sabes ¿para qué preguntas?”, señaló el carnicero.
“Pero... ¿eso se puede comer?.
“Y está delicioso”, respondió Paco. “Si no no te lo daría”,
añadió.
Y ya aturdido le dije: “Bueno, que sea en filetes finos, por
favor”.
Entonces llegaba una furgoneta para descargar material.
Y cuál fue mi sorpresa cuando en una bandeja pude observar
con total nitidez dos cabezas humanas, además de muchos miembros seccionados.
Paco cogió de la bandeja un cuerpo de varón gordo y lo colgó de un gancho del
mostrador.
“Pero dime Paco ¿No tienes ternera?.”, pregunté.
“Sí pero esta es mucho mejor”, contestó.
Acto seguido entró en la tienda una mujer histérica que dijo:
“Ese cuerpo es de mi Manolo”, “Sois unos asesinos, o cuando menos unos
desvergonzados”.
Manolo falleció ayer, querida. Y pagamos un alto precio por su cadáver. Tú debías cobrar y callar.
Yo no daba crédito a lo que oía.
Pero por fin comprendí: Me había dicho el psiquiatra que no
probase el alcohol bajo ningún concepto, si no quería confundir ficción con
realidad.
¡No le había hecho caso y me había comprado una botellas de
Martini en el Carrefour y otra de JB.
Pero es que...¡amaba tanto la creación!.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
Coche-cielo
Como todas las mañanas yo salía de casa a las 8.30 para
comprar el pan y el periódico.
Todo estaba tranquilo
esa mañana: Pocos coches y tan sólo el ruido perdido de alguna moto.
Pero al pisar Ronda de Outeiro sucedió.
Como por arte de magia apareció un coche destrozado en medio
de la calle. “Ha caído del cielo”, comentaba un vecino.
Y efectivamente así había sido.
Espachurrado el coche permanecía encendido. Y entonces se
puso en marcha y milagrosamente fue hacia el Centro Comercial, hasta
introducirse en el garaje.
“No puede ser, si estaba destrozado”, exclamé.
“Pero teniendo en cuenta que a caído del cielo todo es
posible”, añadí.
Fue entonces cuando decidí tomar cartas en el asunto. Me
dirigí al garaje y en concreto al coche fantasma.
“¿Te apetece un vino?”, le espeté al conductor.
“Venga”, respondió.
Entonces nos dirigimos a un bar de alcohólicos del barrio. No
sé porque elegí éste.
Y le dije al camarero: Dos Ribeiros, por favor.
“Bueno -dije-. Y tú de donde has salido.
“Verás yo vengo del siglo pasado. Y tan sólo cumplo una
promesa: Consistente en dejarme caer...
“Que tipo de promesa más rara”, señalé.
Sólo trato de evidenciar que todo es posible en la magia y el
espíritu.
“No, nada pasará. No te preocupes”, destacó.
Nos despedimos y a la mañana siguiente el periódico decía:
“Extraño accidente en Ronda de Outeiro: Un coche es desplazado
misteriosamente”. Pero no hubo investigaciones al respecto.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
El pescado vivo
Era viernes, del mes de Julio. Salía de clase de inglés con
la intención de ir al mercado a comprar pescado. Así es que me dirigí a casa a
dejar los libros. Esperé 12 minutos el bus 3, y me encaminé al coruñés mercado
de la Plaza de Pontevedra. Como siempre había a la entrada puestos con
rosquillas y demás golosinas. Decidí
comprarlas al salir. Pero, como siempre, acabé comprándolas en ese momento.
Entonces me dirigí a los puestos de pescado. “¿Qué quieres filliño?”, me
pregunto una paisana vendedora.
“Quería un peixe que sea bo para o forno”, exclamé.
“Mira éste como se move. Aínda está vivo..É unha boa
pescada.”
¨”Ese será bo”, destaqué.
Así es que tomé la
compra y me dirigí a la entrada donde también tenía un magnífico Ribeiro. Y
muy bien de precio.
Al salir del mercado miré la bolsa por curiosidad. Y allí
estaba el pez marciano moviéndose a coletazos.
Fui andando hasta Juan Florez. Allí esperé el 3.
“Pero bueno ¿Cuándo te piensas morir?”, le pregunté al ser
marino.
Nada, coleteaba sin parar.
El 3 me dejó al lado de casa.
“Estaba sólo así es que decidí darme una comilona. Para ello
compré pasteles en la tienda que está frente a mi casa.Y más vino. “Exagerado”.
Y como aún era temprano para comer me fui a tomar un vermú a
un bar asturiano que hay cerca de la Plaza de Pontevedra.
Llegué a casa medio borracho después de los cuatro vermús.
Y...
El ser seguía vivo.
“Pues tu sabrás pero te voy a meter en el horno 40 minutos.
Éste será tu singular Holocausto.
Puse aceite en la base y coloqué patatas y ajos fritos por
encima del que aún se negaba a ser cadáver.
Mi hartazgo de vermú rojo lo completé con Ribeiro joven.
Y entonces sucedió. Sé que es inverosímil....
Del interior del horno salió una voz cascada que decía:
“Cabrón”.
Entonces presa del
pánico mire a la basura. Allí estaba la cabeza de la pescada.
Y esta me guiñó un ojo. Bueno la cuenca vacía de uno de sus
ojos se abrió y se cerró
compulsivamente.
Ese día no pude comer.Eso sí bebí desaforadamente.
Y ahora cómo podía contar lo que me había pasado. Nadie me
creería. E insistirían: ¡Kiko bebes como un animal!.
Kiko Vacanillas.
Con mi amor hasta el final
Iba a ir a las Islas Cies sólo. Todo había sido
meticulosamente estudiado. Autobuses, barco...
¡Todo saldría perfecto!.
Salí de mi coruñesa casa a las 8.00 horas para dirigirme a la
estación de buses. Tendría tiempo de sobra pues el autobús para Vigo salía a
las 9.30 horas.
Ya en dentro repasé mis notas, así como la Guía Turística que
hablaba del “parque nacional de las Islas Atlánticas”.
Llegué a Vigo y tomé un taxi en el que me dirigí al barco “Mar
de Ons”, que me conduciría al “Archipielago Rías Bajas Gallegas”.
Allí estaba el barco y yo en su frente esperando que llegase
la hora de partir.
La naviera Nabia me llevaría a las más bellas playas vírgenes.
Otro repaso compulsivo a mis notas. Y no...
Me había faltado un punto crucial por preparar: ¿Qué autobús
urbano tendría que coger en la estación de buses para retornar a casa?.
”El 14 sin duda”.
”Repasé con mi dispositivo en el móvil las paradas del 14”.
Y en ese momento avisaron por megafonía que el barco iba a
partir. Y que todos los pasajeros deberían estar a bordo del mismo.
Paradas: Manuel Azaña, Plaza del Conservatorio, Ronda de
Outeiro, Avenida de Monelos, Plaza de Pablo Iglesias...
-”Sí el 14 me llevaba a casa, pero no pasaba por la estación
de autobuses”.
-“Último aviso para los pasajeros del “Mar de Ons”.
Partiremos de inmediato”.
-“Claro que tonto soy, es el 3. ¿O el 12?.
Y sonó entonces la bocina de despedida del barco, que acababa
de soltar amarras. Y partió de inmediato.
Yo, con mi mano sudada, agarraba el móvil cada vez con más
fuerza. Pero al ver que la embarcación
marchaba sin mí experimenté una sacudida en mi mano portadora y el
teléfono cayó al agua.
-”No no puede ser. Me pegué más al muelle y sin reflexionar
fui tras el aparato.
Así es como caí al puerto para sorpresa de los pasajeros que
se arremolinaban en la borda del barco.
Yo me hundía. Y no encontraba el móbil.
No había tenido tiempo ni ocasión de retener mucho aire, así
es que me ahogaba sin remedio. Y a todo esto el móvil no aparecía...
Fuimos el hazmereir de Vigo. Pero...era un “Orange” último
modelo. Y además yo no tenía amigos.
Kiko Vacanillas.
-1-
Atrapados por la burocracia
Tenía que hacer unos recados.
Así es que dirigí a la oficina que tienen en el Paseo
Marítimo.
Entro entre la gente que se agolpaba en la entrada y tras
guardar cola por unos cinco minutos me
toca el turno y saco de la máquina roja un ticket que reza: 12I.
La pantalla anuncia el 10I.
¡Bueno queda poco!.
11I...10B...I...I...I...I...I...I...
Me acerco al mostrador y pregunto: “¿Qué significa I?.
¡Imbecil!, espere!.
Esto es inaudito: ¡Me has insultado!.
Yo sólo le he aclarado que significa la I. Y haga el favor de
relajarse.
I...I...I..
Pasan veinte minutos. Y entre I e I, unos cuatro minutos.
Me fijo en una familia gitana que está sentada en una esquina
dela sala: Han sacado una tartera y están comiendo.
Yo tomo notas para mi relato: ¡Atrapados por la burocracia!.
Lo escribo en primera persona.
Me limito a narrar lo que me sucede.
Día tras día pasa lo mismo y no parece llegar el 10I. Buñuel
se me hace presente...
Entonces levanto la cabeza y...10I.
“Lo ve señor: Hay que tener un poco de paciencia. ¿Qué
desea?.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
Mi vida como Yasmina
Mohamed era su verdadero nombre. Y a mí me cautivó. Yasmina
Khadra era su pseudónimo, para evitar la represión del régimen argelino.
Quedaría mejor decir que me serví un wisky. Pero la verdad es
que tomé mientras leía un batido de
plátanos con galletas.
Con toda una suerte de matices narraba el autor las
corrupciones e injusticias del régimen argelino.
Caí en un intenso estado espiritual.
Fue entonces, mientras contaba los recuerdos juveniles de
la institución castrense en la que pasó su juventud, cuando se produjo el
fenómeno: Yo era Mohamed.
Y sentí como propios de mi nuevo ser los amores, ilusiones,
desencantos y desesperaciones que cada vez leía con más fruición.
El país estaba sumido en una guerra civil, recordé. Y yo
vivía en un colegio militar. Con todos los miedos y juergas que ello conlleva.
Pero yo era escritor. Aunque me resultaba muy difícil
escribir en ese contexto.
Debía respetar los termas prohibidos, si no quería buscarme
problemas. Era un “outsider”.
Y mi última novela “El escritor” sería un grito de orgullo y
un canto a la lectura.
Siempre había suboficiales respetuosos, pero la mayoría eran
terriblemente castradores como mi vocación de escritor.
Entonces fue cuando decidí tomar el pseudónimo de Yasmina
Khadra, pues con nombre de mujer no sería tan perseguido.
Luche por hacer prevalecer mi condición de escritor sobre la
de militar, pero fracasé.
Mi novela terminaba regresando con los militares.
Me ofendió este final. Y abandoné el alma y el cuerpo de
Mohasmed lleno de indignación.
Los escritores nunca mueren, me dije para mi consuelo. Así es
que el Mohamed que yo acababa de abandonar siempre sería un escritor.
Argelia, Institución castrense, guerra civil...Muchos eran
los frentes que se abrían contra los que luchar. Y ante la censura siempre
estaba abierta la puerta de la imaginación. Los nombres en literatura son
siempre coyunturales.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
Y el Modem habló
Perdía Internet.
Las lucecitas verdes se apagaban.
Método infalible: Desenchufar y enchufar. Al principio ok.
Después de nuevo desaparecían las luces que indicaban la
función Internet.
Ya desesperado llamé a un técnico de “R”.
Me dijo que el cable estaba roto.
Aún así como no tenía otro cable igual me colocó un nuevo
Modem
¡Que alivio!. Trabajé un rato.
Pero ¡No!.De nuevo las luces apagadas
Entonces cuando busco la señal de Internet en el ordenador
apareció él.
El rostro de un chino ocupaba toda la pantalla. “Soy tu
Modem”.
“Deja ya de joder con las lucecitas”. “No ves que estoy
durmiendo”
¡Increíble!
...”He comido cocido y ahora toca siesta”, dijo.
Entre el estupor y la sorpresa llamé al técnico.
Creyó que estaba borracho. Y no vino.
Desde entonces el chino y yo somos fieles amigos. Y él casi
siempre me deja acceder a Internet.
Cuando no me deja siempre es por un motivo justificado.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
El pintor de Los Rosales
Baja estatura. Con un pañuelo en el cuello para disimular una
traqueotomía. Una mueca constante como de fastidio. Pasea constantemente por el
barrio de Los Rosales con un cuadro a cuestas.
Los cuadros los transporta siempre de uno en uno. Y siempre
son distintos.
A menudo se para a pintar. Sobretodo paisajes urbanos. Es muy
prolífico.
Y fue gracias a Jonás como yo descubrí su secreto: Nacido en
EEUU, aunque con un español perfecto, de tal modo que parece español. En América del Norte preside una
ONG. Y está económicamente muy bien situado.
Es víctima de una condena satánica: Sólo puede seguir
viviendo mientras pinte el lugar donde vive.
Dejó de pintar una temporada y casi muere tal como evidencia
su traqueotomía.
Volvió a pintar y volvió a vivir.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
El taxista que era Dios
Lo primero que me llamó la atención del taxista que me
acababa de parar era el pendiente que lucía en su oreja izquierda. ¿Cuál era el
de los gays el de la izquierda o el de la derecha?
Pero mis elucubraciones se vieron interrrumpidas por la voz
grave y tajante del conductor, quien me dijo: - Esta es la historia de un
periodistas que sufre un TCE (Traumatismo Cráneo Encefálico) como consecuencia
de un accidente de trafico. Después comienza a trabajar como voluntario de
organizaciones humanitarias y acaba siendo presidente de la ONG Ecos do Sur.
Ama el tercer mundo y a sus amigos de la calle.
¡Gilipollas!, le dijo a un coche que se cruzó.
-Perdone...es mi vida. ¿Nos conocemos?
-Vivió sólo tras la separación. Su casa es un refugio para
los inmigrantes.
Comenzó acogiendo a un africano que no tenía donde ir. Acabó
como una auténtica casa de acogida.
En este domicilio impartían sus moradores clases de Olof.
Y su propietario: Kiko: Tú, acabaste enamorándote de una
keniata.
Ella consintió.
-¡Increible!, dije.
Y ahora paisaje dentro de cinco años:
En la casa los inmigrantes distribuían tareas: Cocina,
limpieza...
El teléfono fijo había sido retirado para evitar disgustos.
El hijo de Kiko y Sheila era sin duda el más mimado.
En el salón se colocaban las mercancías de los vendedores
ambulantes. Ya que tu les había convencido de que dejasen de comprar a
mayoristas y comprasen directamente en el taller.
Tú vendías con ellos. Y escribías los demás días.
Y es que tu editor estaba pendiente de todo lo que hacías. No
sólo de la escritura.
Digamos del alma
Fin del trayecto. ¡Hemos llegado!. ¡Hasta siempre querido!.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
El técnico de “R” se rebela
El “Modem” había dejado de darme acceso a Internet.. Por lo
cual avisé a un técnico de “R” que vino a casa.
Era un chico joven que llevaba una cartera y un ordenador
portátil
-¿Quieres un café o una cerveza?.
-“Nada, gracias”.
Y después de mirarlo un rato sacó otro “Modem” y dijo: -Éste
se ha quedado sin batería. Hay que cambiarlo.
-¿Para que usas el ordenador?
-Escribo relatos.
-¡Qué interesante! ¿Me dejas leerlos?.
-Claro , ¡mira ahí tienes el último!.
Lo leyó y dijo: -Chabacano y vulgar. Lo siento pero no te voy
a arreglar el “Modem”. Sería un atentado estético.
-Pero ¡por Dios! Lee otro.
-”Confirmado”.
-Tus personajes son irreales. Y te mueve en un realismo
mágico impostado.
Lo siento pero no te lo arreglo.
-Y ¿tú también escribes?.
-”Sí”.
-¿Tu nombre?.
-Gabriel García Márquez. Más conocido por Gabo.
Kiko Vacanillas.
Ad aeternum
Inesperadamente, la llave se rompió y se quedó la mitad
metida en la cerradura.
Intenté sacarla pero era imposible. Haría falta un alicate o
similar.
Por lo que decidí llamar a un cerrajero. Internet con el
móvil. Y maravilloso. Ya estaba de camino. ¿Cuanto me cobraría?. Fui al cajero
y saqué cien euros. Más imposible, creo.
A todo esto, en las dos horas y media que habían pasado ya se
había juntado un número considerable de vecinos. Les sugerí que entrasen por el
garaje. Y así lo hicieron.
Pasaba el tiempo. Y ya claramente impaciente y cabreado
decidí romper el cristal para abrir la puerta.
Pero...La piedra rebotó y me machacó una mano.
Entonces José (el portero) dijo que llamaría a un amigo
delincuente que nos ayudaría.
Pero una vez hubo llegado Ernesto, ni con una ganzúa pudo
realizar la faena.
A esto llegó la noche. Y fue entonces cuando hizo presencia
Severino, borracho de oficio y actitud vital.
“Ésta puerta quedará pechada Ad Aeternum”.
Y acto seguido el amante del OH comenzó una interesante
disertación sobre Sócrates y sobre los Peripatéticos. De ahí pasó a Saramago y
a la Generación de los 50.
Es el “fatum”. La puerta permanecerá cerrada, porque así el
todopoderoso lo ha querido. Dijo.
“Es absurdo pero real. Muy real. Jamás pasareis por la puerta
CONDENADA.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
Poiesis
Ese año fue en el que decidí dar clases de “Introducción a la
Filosofía y a la Poesía” en La Coruña. Concretamente en el Portiño.
El nombre de la academia viene de “Poiesis”: es realización,
crear algo, la acción de producir u objeto (artístico o técnico) aplicando el
conocimiento previo....Tiene por objeto un producto distinto a la actividad
misma. De éste concepto se derivan la Filosofía y la Poesía.
Recuerdo que la primera clase estuvo dedicada a Homero y
Platón. Así como a la Promoción poética de los cincuenta: Goytisolo, Gil de
Biedma, Ángel González.
Ni que decir tiene que no cobrábamos nada los alumnos, la
mayoría de los cuales eran gitanos.
La idea central era lograr una aplicación de los conocimientos a la vida real.
Por ejemplo mantener el placer estético de ir limpio, aseado,
afeitado...
Viene a mi mente que uno de mis alumnos acabó la carrera de filosofía,
gracias a la financiación de “Poiesis”.
Xurxo dio posteriormente clases en el rural gallego, en Negreira.
Casado con una vecina, vivieron en el pueblo coruñés. Y ella, que era
enfermera, trabajó en el Centro de Salud del lugar.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
El duende gay
Gracias a mi profesor de Filosofía, conseguí un “Daimon” o
consejero espiritual.
Él me daba recomendaciones tanto profesionales: como
personales, en relaciones de amor y amistad.
Así pues estaba yo en casa escribiendo. Eran las cinco de la
mañana. Y allí estaba, en el sillón del salón, mi “Daimon” abriendo una botella
de JB.
“¡Por Dios Luis!, que son las cinco de la mañana”, dije.
“Si lo sé. Y ¿te importaría poner flamenco?.
Puse un Cd del Camarón dela Isla..
Ese fue el primer día.
Luego me enteré que iba por el bar de alcohólicos de Los
rosales, disimulando su aspecto de duende con un traje de pana.
Ese mismo día me lo encontré comprando JB en el Carrefour.
“Aquí es más barato”, señaló.
Ya en casa con la botella casi vacía se confesó: “Verás soy
un duende homosexual. Tengo pareja pero nuestro trabajo nos distancia. Vosotros
podeis celebrar matrimonios gays. Yo no. ¡Y lo amo tanto!. Ahora está en
Groenlandia.
¿Qué puedo hacer por ti?.
Ya sé escribiré un relato
sobre el duende gay. Y posiblemente una
novela. ¿Te apetece?.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
Los dientes se fueron
Como siempre que voy al dentista: Castromil desde A Coruña a
Santiago.
Por el camino ya iba nervioso. No suele ponerme en tal estado
el dentista, pero ese día ya sospechaba que algo saldría mal.
Esperé mi turno en la sala de espera y me atendió Luis García
Varela.
“Bueno te vamos a hacer un implante en esta muela que ha
caído”.
Pruebas y coger el molde fue lo único que me hizo. El resto
de la boca me dijo que estaba bastante bien. Así es que finalizada la sesión me
dispuse a salir.
Pagué, me despedí de Rosa y Mari Carmen y me dispuse a salir.
Ya en el ascensor noté una molestia: Los dientes se me
movían...
Dispuesto a hacer la guarrada de escupir: Junto al esputo
arrojé un diente.
Lo cogí del suelo y lo comprobé...
Efectivamente, era un incisivo.
Dí media vuelta y retorné a la clínica. “¡Tengo que ver a
Luis!”, señalé.
“Dime, ¿qué pasa?”, dijo el doctor.
“Mira Luis”, y abrí la mano: Pero no había nada en el
interior
Le expliqué lo ocurrido y me dijo que me debería haber puesto
nervioso.
“Bueno Luis, si tu me dices -después de explorarme- que tengo
todos los dientes...”. “Perdona”.
Y volví a coger el ascensor. Y sucedió exactamente lo mismo.
Me cayó otro diente. Y de nuevo regresé junto a Luis.
De nuevo perdí la pieza.
Exploración y...¡Nada!. Todo normal.
Mira Kiko te voy a dar el teléfono de un amigo psiquiatra que te va a ayudar. Y me entregó
una tarjeta del doctor Cornes.
Ya de regreso en casa todo parecía normal. Hasta
que...después de cenar...De nuevo el incisivo.
Llame al psiquiatra y me dio cita para el día siguiente.
Había perdido ya dos piezas que tenía en un cenicero.
Y tras una formidable lucha conmigo mismo decidí llamar a la
dentista Claudia Cuocco: Argentina y encantadora.
Con las dos piezas caídas me dirigí a su consulta: ¡Mira
Claudia!. Y abrí la mano con la sospecha de que allí no habría nada.
Pero...efectivamente allí estaban las dos piezas.
“Tienes una gingivitis tremenda. Y no entiendo como te han
atendido tan mal”, me dijo.
Y aunque me siguieron cayendo más piezas: Yo estaba feliz.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
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