25 de agosto de 2015

Corte de manga universal.

Estupefacción es la palabra que resume mi estado de ánimo tras sufrir el impactante comportamiento de mi vecino: ¡Buenos Días, imbecil!, seguido de un vistoso corte de mangas.
Todavía impactado fuí a comprar el periódico y Carmen, tras pagarle, también me hizo el grosero gesto.
¡Esto es inaudito!.
Llegué a casa y me dijo el portero Jose: ¡Hola neno!. Seguido de un cruze de antebrazos.
De repente vi clara la situación y también comenzaría a ofender con dicho proceder a la concurrencia.
Así  es que al llegar a la ONG en la que trabajaba saludé con un corte de mangas a todos los compañeros. Alguno se me adelantó.
Cogí el autobus 14 de vuelta a casa y al conductor del autobús le hice lo propio, que no pareció extrañarle en absoluto.
Al lado de mi edificio vi a un policía municipal al lado de su coche y le dije: "Eh tú", y crucé mis brazos.
A lo que el susodicho respondió increpándome ostensiblemente. Y poniéndome una multa.
Aún así varios fueron los maliciosos gestos que presenté desde entonces. Y las reacciones fueron las que antes me habrían parecido normales: Enfados, indignación etc...
Pronto lo comprendí: La opereta había acabado.

Kiko Vacanillas.

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