Lo primero que me llamó la atención del taxista que me
acababa de parar era el pendiente que lucía en su oreja izquierda. ¿Cuál era el
de los gays el de la izquierda o el de la derecha?
Pero mis elucubraciones se vieron interrrumpidas por la voz
grave y tajante del conductor, quien me dijo: - Esta es la historia de un
periodistas que sufre un TCE (Traumatismo Cráneo Encefálico) como consecuencia
de un accidente de trafico. Después comienza a trabajar como voluntario de
organizaciones humanitarias y acaba siendo presidente de la ONG Ecos do Sur.
Ama el tercer mundo y a sus amigos de la calle.
¡Gilipollas!, le dijo a un coche que se cruzó.
-Perdone...es mi vida. ¿Nos conocemos?
-Vivió sólo tras la separación. Su casa es un refugio para
los inmigrantes.
Comenzó acogiendo a un africano que no tenía donde ir. Acabó
como una auténtica casa de acogida.
En este domicilio impartían sus moradores clases de Olof.
Y su propietario: Kiko: Tú, acabaste enamorándote de una
keniata.
Ella consintió.
-¡Increible!, dije.
Y ahora paisaje dentro de cinco años:
En la casa los inmigrantes distribuían tareas: Cocina,
limpieza...
El teléfono fijo había sido retirado para evitar disgustos.
El hijo de Kiko y Sheila era sin duda el más mimado.
En el salón se colocaban las mercancías de los vendedores
ambulantes. Ya que tu les había convencido de que dejasen de comprar a
mayoristas y comprasen directamente en el taller.
Tú vendías con ellos. Y escribías los demás días.
Y es que tu editor estaba pendiente de todo lo que hacías. No
sólo de la escritura.
Digamos del alma
Fin del trayecto. ¡Hemos llegado!. ¡Hasta siempre querido!.
Kiko Vacanillas.
Kiko Vacanillas.
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