Comienzo la semana
con clases de español a inmigrantes, el lunes a las 11 hasta las 12.30. Pero no es
seguro porque mi alumna central de este curso es una alemana de
ascendencia turca, Gisem, a la que daré la clase de español en
inglés los jueves a la misma hora, pero que me dijo que los lunes
-el otro día que puedo ir- prefería estar en la otra clase con más
gente, viendo gramática y demás. Podré dar a otros/as.
Y el mismo lunes,
a las 18.30 me incorporo al Club de Lectura de la Biblioteca
Municipal de Los Rosales. Me han hablado maravillas de esta
actividad. Y juntarme con más amantes de la literatura siempre será
un placer. Un miedo: Ya estoy formado en lo que a los libros se
refiere y por lo tanto tengo criterios definidos difícilmente
maleables. Soy pues mal alumno.
Y llega el martes.
Mi clase de árabe en la Escuela de Idiomas con la profe Celeste.
Amo la cadencia
del árabe, su poesía, sus sonidos...
Y el miércoles de
nuevo árabe. Y a la tarde Filosofía con Bruno en la citada
biblioteca.
La tarde del
miércoles la invertiré en acudir al gimnasio de la Casa del Agua.
Y el jueves sí
que impartiré clase a la alemana-turca que trabaja de canguro.
Habla perfecto
inglés y se rió mucho cuando le dije “Ij live dij”, (yo te amo) en alemán
y “tatsequiur ederem” (muchas gracias) en turco.
Y de nuevo Celeste
los viernes para acabar la semana.
Los sábados
vuelvo al gimnasio y recibo a mi hija que viene de Santiago. Le cocinaré mucho. El fin de
semana que no venga iré a ver a mi padre a Santiago, a quien le ha
gustado mi último libro. Miedo tenía pues sale él aunque bien
parado.
Kiko Cabanillas.