En el Museo Casares Quiroga de A Coruña, junto a un compañero también discapacitado: Jacobo, asimismo de la Unión de Escritores, voy a hablar del citado enunciado.
Éste es el texto de mi charla:
"Presento una
discapacidad absoluta y una minusvalía del 67%, debido a un accidente automovilístico sufrido
hace unos veinte años.
Y ¿Qué tiene que
ver el Arte en la rehabilitación?.
Pues mucho. En mi
caso fueron el cine, los museos, Poesía, escribir y leer, mi
tabla de salvación.
El Arte
transciende lo real y te eleva a lugares en los que no llega la
discapacidad.
La minusvalía se
mueve en lo terrenal.
Pero el espíritu
vuela a lugares remotos.
Y el alma además
tira del cuerpo facilitándole al mismo herramientas para fundirse
con ella.
Yo comencé mi
rehabilitación saliendo a pasear con el carrito de mi hija Julia.
Había
recientemente abandonado la silla de ruedas, con la cual tuve que
desplazarme ocho meses. Y me caía al suelo a la vera del carrito un
par de veces por salida, pero mi alma seguía en simbiosis con mi
hija Julia. Y me levantaba y seguía el camino.
Con el tiempo cada
vez besaba el suelo menos hasta que finalmente dejé de caerme.
Leopoldo María
Panero fue mi pastor. Y su misticismo me hacía abandonar lo terrenal
para trascenderlo.
La Promoción
Poética de los Cincuenta: Ángel González, Goytisolo y Gil de
Biedma, me dieron alas.
Siempre con el flamenco de Camarón de la Isla de fondo.
Y finalmente la
Unión Nacional de Escritores y mis amigos y colegas escritores
Jacobo y Ana Julia me catapultaron hasta el infinito.
Aprovechando mi
ánimo y fuerza espiritual me saqué el carnet de conducir, que tenía
caducado. Y sobre todo leí compulsivamente y escribí casi todos los
días.
Tengo ya seis
libros publicados desde mi accidente.
Y también fueron
para mi muy importantes en mi rehabilitación los inmigrantes, a los
que enseño español con la ONG Ecos do Sur.
Y que son sino
Poesía con patas los venidos de países en desarrollo.
“Profe
no se te entiende nada”, me decía un alumno refiriéndose a mi
disartria debido al Traumatismo Craneal.
“Tranquilo
Mohamed, que hablaré más despacio”."
Kiko Cabanillas.