1 de julio de 2016

-Muerte a la tecnología-

Eramos seis activistas sentados en la parte de atrás de un furgón.
Teníamos cuatro mazas, unas tijeras de jardinería y un soldador.
Teléfonos móviles de antigua generación.
Y en cinco minutos llegaría la hora.

Yo, al igual que mis compañeros estaba sumido en la más profunda abstracción, sin dejar por ello de atender a mis obligaciones.
Recordaba el día que empezó todo: Estaba yo en casa trabajando en el ordenador. Cuando de repente: “Guardar como”: Claro, lo dejaré en el Escritorio.
Y cuando salí de la página fui a ver mi texto en el escritorio. Y...¡No estaba!.
Descansé un rato. Y...Seguía sin estar.
Navegué para ver si conseguía encontrar el texto pero...

Fui a tomar un café y a la vuelta borré dos archivos sin querer. Histérico, anduve por toda la casa sin poder sentarme a descansar.
Llamé por teléfono a mi profe Amaia de informática pero no estaba.
Mi siguiente llamada fue a mi hermano Javier, que hizo lo que pudo conectándose conmigo vía Skipe, pero no logró descifrar el problema.

Entonces fue cuando ocurrió: Ni corto ni perezoso fui al Carrefour y compré una maza de jardinería.
Volví a casa y destroce el monitor, la pantalla y el disco duro.
¡Qué paz!.

Y descubrí en breve que no era el único en mi odio a las nuevas tecnologías. Me junté con una pandilla de naturistas, con los que fui a practicar nudismo a las islas Cies.
Coloquios, Encuentros...
¡La nueva generación quería volver al pasado!

Y llegó la hora.

En comisaria tratamos de explicar nuestra filosofía. Pero nos dijeron que eran varios nuestros delitos y que nos convenía pagar los destrozos cuanto antes.
¡En fin, unos incomprendidos!.
Kiko Cabanillas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario