8 de julio de 2016

-El alma del Che.

Parapetado tras un árbol, Enesto Guevara teme que le alcance el ejército boliviano.
Sudor frío y ansias de regresar a Rosario.
“Soy político, militar, escritor, periodista y médico. Uno de los líderes ideólogos de la revolución argentino-cubana. No puedo temer”, se dijo en la selva boliviana.
En esto se acercó un compañero y le dijo: “Ernesto, soy Belcebú. Y en reconocimiento por tu labor tanto en el Congo como en Bolivia te voy a ofrecer una salida digna”.
“Tus tropas han sido vencidas y seréis todos fusilados. Te ofrezco una opción: Tú te matarás y me brindarás tu alma, que vivirá para siempre entre las fuerzas del mal”
“A cambio -continuó el diablo- serás siempre recordado como el icono del movimiento contracultural”.
“Ideólogo y comandante de la revolución cubana. Y tu retrato fotográfico de Alberto Korda será una de las imágenes más reproducidas del mundo tanto en su original como en variantes que reproducen todas ellas el contorno de tu rostro”, añadió.
Así acabó la vida de Ernesto, quien se disparó en la sien tras el pacto acordado con el señor del mal.

Pero según la versión oficial fue capturado y ejecutado de manera clandestina y sumaria por el Ejército boliviano en colaboración con la CIA, el 9 de octubre de 1967.
Y episodios oscuros en la vida de Ernesto Guevara, como el hecho de que fue responsable de varios asesinatos y un mal ministro de Industria, pasaron al olvido.
Así pues el Che se convirtió en ídolo indiscutible de la juventud.
Modelo a imitar y personaje y figura a vender en el mundo capitalista contra el que él tanto lucho.
Dicen que Ernesto le pedía insistentemente a su nuevo amo que le dejase vivir en el alma de un campesino boliviano pobre y trabajador. Ya que su espíritu ya siempre le pertenecería no se podía nergar.
Kiko Cabanillas.

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