2 de julio de 2017

Biografías cojas.

Yo nací en Madrid y también en Cuernca y a su vez en Pamplona.
Me llamaron Adolfo, Raúl y Federico

En la capital estuve hasta los trece años de vida.
Luego me fui a vivir a Pontevedra, donde no tardé en engancharme al caballo.

En Cuenca me convertí en un “escala”.
Practicaba en las casas colgantes, por lo que me pusieron más de una multa.
Pronto comencé a practicar el alpinismo en los Alpes y en el Himalaya.

Y en Pamplona estudiaría Medicina, para pasara ser miembro de Médicos sin Fronteras.
Mi vida como yonquie fue insulsa y aburrida. Todo se reducía a conseguir la próxima dosis.
Chapas, robos, lo que hiciera falta.
Mi existencia de heroinómano es absolutamente prescindible pues carece de total interés.

Como alpinista sentí mucho la muerte de mi amigo David,
quien se me quedó en una eterna pared de los Alpes. Entonces estuve a punto de dejarlo, pero no fui capaz.

Mi vida como médico fue plena.
Trabajé en el Congo, hasta que fui contagiado de Sida.
Lo cual me hizo tener que regresar a España para tratarme en condiciones.
La vía de contagio fue sexual con una nativa de mi tribu congoleña.

Como heroinómano fui uno más, contagiado de Sida, acabé muriendo a los treinta y cinco años de vida. No me lloraron mucho. Y pronto fui olvidado.

Como alpinista una caída truncó todas mis perspectivas.
Y me amarró a una silla de ruedas para el resto de mis días.
Gracias a la ayuda de un amigo comencé a consumir heroína. Sida y muerte en plena juventud.

Las tres biografías acaban igual, con la aterradora palabra de Síndrome de Inmunodeficiencia adquirida SIDA.

Pero tanto mi vida como alpista como la de Médicos si Fronteras fueron plenas.
Y en ellas fui feliz.

SIDA

Muerte en vida.
Contagiado por la muerte que te abraza y no te olvida.
En cuantos grandes jinetes has dejado tu impronta.
Enfermedad de la nueva era.
Maldición satánica que parece castigar a heroinómanos y homosexuales.

Cantantes, poetas...
Heroinómano del barrio
Llega a todos los estratos. Ofrezcámosle.
                                                                   Kiko Cabanillas.

















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