El alcohol siempre
fue parte de mi vida desde esos colocones con vino de pasa en el
Pontenedra antiguo. O las escasas -por motivos económicos- copas de
Gólope o Ecus.
Pero ya antes de
llegar a Pontevedra lo había probado con mi amigo Félix en Madrid,
con quien también fui introducido en el maravilloso mundo del
hachís.
Pontevedra sin
embargo sería mi despertar tanto al alcohol como al chocolate.
Después me iría
al internado Monfort, donde la gente bebía sin mesura -y con mucho
dinero. No sólo era hachís, sino también perico e incluso caballo.
Yo, que estaba en
pleno proceso de adquirir vicios sanos y practicar deporte acabé
sufriendo una depresión que me hizo abandonar el internado.
De todos modos
recuerdo con especial Amor mis fines de semana en casa de mi primo
Enrique, donde también se bebía pero de un modo absolutamente sano.
Estudié
Perodismo. Y bebí cerveza e los terceros tiempos de Rugby y en las
fiestas del colegio mayor. Pero también de un modo muy saludable.
Acabé las
carrera...Mi padre me invitó en innumerables ocasiones a comer e
hizo que me aficionase de por vida al aguardiente blanca...Y me casé.
Tuve entonces el
accidente que todos conoceis. Y quedé con una minusvalía.
Aunque poco
continué bebiendo: Sobre todo aguardiente.
Me preguntaría un
Neurólogo un día: “Tú no bebes...¿verdad?”, dijo. “No
-contesté- sólo agua”, contesté. “No eso nada”, replicó.
“Agua-ardiete”, dije entre risas. “No, por dios eso es una
barbaridad con la medicación que estás tomando”.
Pues barbaridad o
no yo siempre he seguido tomando aguardiente. Y me sienta de
maravilla.
Y ahora entramos
en un capítulo a parte.
Ya han pasado
veinte años de mi accidente y sólo tomo un relajante neurológico
de noche.
Y escribo.
Pues bien para
escribir necesito beber: Wiski, Aguardiente o cerveza.
Mi trago preferido
es en el bar de Modesto, cuando los sábados por la mañana me sirve
un vermú con ginebra, gasolina adecuada para ir a continuación a
hacer el mercado.
Mi única
limitación seria con la bebida es que tengo problemas de equilibrio,
que se acrecientan con la bebida.
Y en resumidas
cuentas con un par de copas parece que hubiese bebido diez.
Por lo demás todo
son ventajas: Soy más simpático, creativo. Y cocino y como mejor.
Y ahora os dejo
que me está esperando Modesto.
Para su eficiente
cura neurológica.
Kiko Cabanillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario