9 de julio de 2017

Camarero en el londinense Richmond Park.

Yo también fui camarero, le decía a mis espectadores frente a la “Underwood”.
Había llegado la hora de poner fin a mi aventura londinense de aquel verano. Pero ya me había liado con la brasileira Claudia y por nada del mundo me quería volver.

Así es que me busqué trabajo para financiarme otra buena temporada en Londres, en casa de los Glennie. Éxito absoluto.

Al cabo de dos semanas encontré ocupación laboral en un local situado en Richmond Park que servía sandwiches y ensaladas.

Mi jefe sería un individuo enrabietado que no podía soportar la cantidad de relleno que ponía yo en los sandwiches. “Two tamatoes, two cucumber. Thats enought”. “Dos tomates, dos pepinos. Es suficiente”. Mi maestro mister Millman, camarero que era todo diligencia y educación.

El caso es que ese verano también estaba mi hermano Javier en Londres haciendo unas prácticas de empresa. Y al contarle mi aventura me dijo: “Yo también”. Y se vino al parque a trabajar. Fue admitido sin problemas.

Pero lo que podía haber sido una convivencia agradable se convirtió en un verdadero tormento.

Mi hermano Javier fue colocado en la caja a cobrar. Uno de los puestos más cómodos del negocio. También hay que reconocer que su nivel de inglés era muy superior al mío,
Aún recuerdo el ataque de risa que le dio a Javier al descubrirme un día en los toiletes comiéndome un sandwich de jamón.

El caso es que yo pude quedarme en Londres todo el tiempo que quise, ya que podía pagarme mi estancia.

Y también es cierto que practiqué mucho más el inglés trabajando que acudiendo a clase con decenas de españoles.

Comenzaría además ese verano mi carrera de trotamundos.

Carrera que morirá en mi cuando yo muera.

Si bien las comodidades y el dinero para tal menester aumentan a medida que yo voy cumpliendo años. En fin que se acabaron las noches temblando de frío y miedo metido en mi saco de dormir y armado con un cuchillo en bandolera.


Pero llevo con mucho orgullo mi estancia laboral londinense.

Mister Glennie me diría: “You dont speak english. You speak slam” “Tu no hablas inglés. Tu hablas las variante dialectal portoriqueña”.

“Pero ese inglés es el que hablan la mayoría de los trabajadores del sector servicios londinense”, pensaría yo.
                             Kiko Cabanillas.






























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