El martes de la
semana que viene estoy citado con Santiago Romero: Jefazo de “La
Opinión”, para charlar sobre mi colaboración con el periódico.
Asimismo le daré
a conocer mi método de trabajo: Me documento en “The New York
Times”, en libros de la FNAC Madrid y en Internet.
Desarrollo un
trabajo básicamente de investigación.
También le
indicaré mi condición de pensionista por discapacidad, por lo cual
no le pediré dinero por mis artículos. Sólo aquellos gastos que
pudieran derivarse del trabajo como taxis y libros de la FNAC.
Abordaré temas de
Internacional. Propondré un artículo semanal de Opinión.
Le llevaré dos
artículos: Sobre Filipinas y Sudán del Sur.
Propondré los
siguientes temas: Estudiantes de Iguala, Boko Haram en Nigeria,
Musulmanas francesas ante la discriminación, Matrimonios del mismo
sexo en Australia, Acoso de EEUU a los inmigrantes haitianos.
Mi idea es que
Santiago me indique que temas le interesan para así poderlos
investigar.
Mi reincorporación
laboral exige que vuelva a conducir, para lo que buscaré alguna
autoescuela cerca de casa.
He dado el primer
paso para convertirme en corresponsal de guerra. Mi sueño.
En todo caso me
inicio en la sección de Internacional, pues yo siempre había
trabajado en Cultura y Sociedad.
Pero amigos me
temo lo peor: Acabaré marchando a la guerra. Es mi sueño
profesional.
Y a mi no me para
ni dios.
Divorciado -casi
lo estoy-, Depresivo -como actitud existencial-, y Dipsómano -en
busca de paraísos artificiales-. Realmente los periodistas somos las
tres”d”.
Kiko Cabanillas.
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