18 de septiembre de 2016

-Filipinas lleva al crimen al poder-

Descargas eléctricas, simulacros de ejecución y de ahogamiento, asfixia con bolsas de plástico, palizas y violaciones son algunos de los métodos de tortura empleados por la policía de Duterte en Filipinas. Los menores son las principales víctimas de estos delitos.
La presión internacional comenzó a dar fruto y el Senado filipino abrió una investigación sobre torturas policiales.
Rodrigo Duarte, de 71 años, prometió acabar con la inseguridad y la corrupción. Y tras conseguir el 40% de los votos emitidos es visto como líder fuerte, aunque no respete los derechos humanos y las libertades civiles.
Durante 22 años fue alcalde de Davao, la tercera ciudad del país, donde su estilo autoritario y dictatoria consiguió 14,2 millones de votos. Duterte se burló de la violación y muerte de una misionera, llamó “hijo de puta” al Papa y alardeó de su animada vida sexual.
Mensajes los suyos que atraen a jóvenes y mayores, hombres y mujeres y personas de distintas clases sociales que comparten el cansancio ante el creciente número de crímenes y el aumento del narcotráfico.
En Davao, que gobernó junto a sus hijos durante más de dos décadas, sienten auténtica adoración por él. Camisetas y fotos pueden verse con su semblante.
Existe una prohibición mundial de la tortura y todas las formas de crueldad y humillación desde 1948, año en el que se aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Son 156 los países que han firmado la Convención contra la Tortura de Naciones Unidas pero la prohibición va aún más allá y es vinculante incluso para los Estados que no se han unido de forma expresa.
Durante los últimos cinco años, Amnistía Internacional ha informado sobre actos de tortura en 141 países.

Kiko Cabanillas.

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