La presión internacional comenzó a
dar fruto y el Senado filipino abrió una investigación sobre
torturas policiales.
Rodrigo Duarte, de 71 años, prometió
acabar con la inseguridad y la corrupción. Y tras conseguir el 40%
de los votos emitidos es visto como líder fuerte, aunque no respete
los derechos humanos y las libertades civiles.
Durante 22 años fue alcalde de Davao,
la tercera ciudad del país, donde su estilo autoritario y
dictatoria consiguió 14,2 millones de votos. Duterte se burló de la
violación y muerte de una misionera, llamó “hijo de puta” al
Papa y alardeó de su animada vida sexual.
Mensajes los suyos que atraen a jóvenes
y mayores, hombres y mujeres y personas de distintas clases sociales
que comparten el cansancio ante el creciente número de crímenes y
el aumento del narcotráfico.
En Davao, que gobernó junto a sus
hijos durante más de dos décadas, sienten auténtica adoración por
él. Camisetas y fotos pueden verse con su semblante.
Existe una prohibición mundial de la
tortura y todas las formas de crueldad y humillación desde 1948, año
en el que se aprobó la Declaración Universal de los Derechos
Humanos. Son 156 los países que han firmado la Convención contra la
Tortura de Naciones Unidas pero la prohibición va aún más allá y
es vinculante incluso para los Estados que no se han unido de forma
expresa.
Durante los últimos cinco años,
Amnistía Internacional ha informado sobre actos de tortura en 141
países.
Kiko Cabanillas.
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