19 de mayo de 2016

Invisible.

Como vivo sólo no me dí cuenta de lo que me sucedía hasta salir de casa, cuando ya había desayunado y me había duchado.
Al encontrarme en el portal al portero, José, lo saludé y no me respondió. ¡Qué raro!. Él siempre tan atento. Tendrá algún problema pensé.
Así pues salí a la calle y me dirigí a la parada del catorce. Al llegar le pregunté a una chica: ¿Hace mucho que ha pasado el catorce?. Obtuve un silencio absoluto por respuesta.
Pues sí...
Al cabo de cuatro minutos llegó el 14. Y me subí en él.
Traté de pasar mi tarjeta pero no funcionaba. El chófer no me hacía caso.
“Está estropeada mi tarjeta. Cóbreme”.
Pero el conductor me ignoraba.
Entonces me dí cuenta, porque otro usuario pasó a través de mí.
Sí, sí...Como si yo fuera aire.
Entonces llegué a la parada de la ONG y me bajé.
Subí a Ecos do Sur, pero nadie me veía. Atravesé la puerta cerrada.
Estuve un rato y como me aburría sin hablar con nadie me fui.
Cogí de nuevo el autobús sin pagar y llegué a los Rosales.
Entonces decidí dar un paseo por la playa.
Y al llegar al arenal opté por desnudarme, ya que nadie me vería.
Corrí como dios me trajo al mundo por el arenal. Y al cabo de una hora regresé a mi casa para comer. Pero...
Una mujer me vio desnudo y chilló.
Ya se había acabado el milagro.
Decidí ir a las casas baratas de al lado de mi hogar y robé unos pantalones, que no me cabían.
Con lo cual desnudo le pedí ayuda a mi portero José. “Ya te contaré lo que me ha pasado...Pero por dios ¡ayúdame!”. “Tranquilo, espera que voy a casa y te traigo un chándal”.
Fue a su casa y me libró de la vergüenza.

A los dos días, cuando le daba limosna a un alcohólico éste me dijo: “Qué pena no seguir siendo invisible. ¿Verdad?”.
Y tu ¿cómo sabes eso?. “Lo sé y también sé que al portero le dijiste que estabas desnudo por una apuesta que habías hecho con un amigo, al que le habías ganado 100 euros”.
Invité al mendigo a comer en casa, pero declinó.
Kiko Cabanillas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario