5 de mayo de 2016

Alto el fuego en Alepo.

Las fuerzas aliadas apoyadas por Bashar Asad y Rusia y los rebeldes con EEUU se enfrentan en Alepo con toda crudeza, no respetado ni los hospitales, donde han caído innumerables bombas causando numerosas bajas incluso entre el personal sanitario.
Fue una noticia sobre la muerte de varios Médicos sin Fronteras la que me animó a visitar el lugar.
Un alto el fuego decretado en Alepo era el momento adecuado.
El avión saldría de Madrid, por lo que me trasladé a la capital. Antes visité a Laureano López de La Voz de Galicia indicándole que me iba a trasladar a la ciudad siria. Por lo cual me encargó crónicas y fotografías de ambiente.
Llegué un día lluvioso. Le dije al taxista que me trasladase al hotel de la prensa.
Y tras ser instalado por colegas periodistas, con tres de los cuales compartía habitación y cama con uno de ellos, me dispuse a recorrer la ciudad aprovechando la paz provisional.
Fui informado por mis amigos sobre la situación actual de la ciudad siria.
Era una catástrofe.
Allí, en el hotel, fue donde conocí Esther, británica que trabajaba en Médicos sin Fronteras, de la cual me enamoré perdidamente.
Yo le redactaba comunicados para hacérselos llegar a sus jefes. Y ella se desvivía trabajando en el hospital de Alepo, del que raramente salía.
Al cabo de diez días regresé a casa, dejando a Esther con los heridos...
Ya finalizada la guerra en Siria un buen día se me presentó Esther en casa. Y me sugirió que estudiase un curso de enfermería, para acompañarla a zonas de conflicto.
Accedí y desde entonces mis crónicas, fotografías y atención sanitaria irían de la mano con el amor de Esther.
A cambio yo le enseñaría a redactar y a sacar fotos. Y así fue como formamos un equipo de Médicos sin Fronteras, que todo el mundo deseaba tener de compañeros en lugares de conflictos armados.
Kiko Cabanillas.

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