9 de diciembre de 2016

El Gordo me causó confusión.

Cuando las Navidades se aproximaban adquirí un número de la Lotería de Navidad.
Y ya en casa de mis aún suegros y con la desesperación tallada en mi rostro me dediqué a comprobar si me había tocado.
Sí, efectivamente, ahí estaba mi número.
Lo quise comprobar con mi mujer para ver si me había equivocado...
“Kiko, te ha tocado el gordo”, me dijo.

Trasferencia a mi banco de A Coruña. Y surgían amigos por todas partes, la mayoría acababan pidiéndome dinero.

Tal como siempre tuve en mente doné el tercio del premio a mi ONG Ecos do Sur y otro tercio a varias ONGs con las que colaboro desde hace años.
Como capricho me pagué un viaje a París, donde estuve hospedado en un modesto hotel que estaba situado muy cerca de los museos. De nuevo quedé fascinado con el Louvre.
Y disfruté de los maravillosos cafés parisinos.

Ya a la vuelta redecoré mi casa colocando estanterías para libros en todas partes. Seguiría siendo lector compulsivo en Bibliotecas Municipales.

Pero ciertamente tener tanto dinero me causó una ineludible confusión.
Hice lo que llevaba muchos años deseando hacer: Servir comidas en el Refugio.

Y cuanto más dinero tenía más claro veía que una mente comunista como la mía se ve en la obligación de repartir.
                                         Kiko Cabanillas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario