Todo comenzaría el día en que Jacobo,
que es como yo profesor de español de inmigrantes en la ONG Ecos do
Sur, me comentó tras una cena que él también escribía y que
conocía a una editora que podía ayudarme a publicar.
Me fascinó la idea y tuve con él
varios cruces de correo electrónico, tras los cuales me dio el
teléfono de Ana Julia.
Entusiasmado llamé a mi futura
editora.
En el momento ya me había hecho a la
idea de cómo haría para conseguir tiempo para escribir: Dejaría
mis clases de gallego y mi colaboración de prensa en el centro
Comercial compostelano Área Central.
Y me daría paseos por el mercado de
San Agustín para inspirarme.
Tendría mi botella de JB para tomar
una copa al acabar la jornada. Y...
Mi futura editora me dijo que me
convenía hacerme socio de la Unión de Escritores, por tan sólo
seis euros al mes.
¿Y mis sueños?. Si ya casi era famoso
y envidiado.
Pensando fríamente tuve que reconocer
que Jacobo ya me había hablado de la Unión de Escritores. Es decir:
Había sido toda la película fruto de mi imaginación. Ana Julia era
la persona que podía ayudarme a hacerme socio de la Unión de
Escritores y nunca había sido editora.
La veré mañana. Fotocopia del DNI,
Fotografía y Número de Cuenta Bancaria.
Y seré socio de la Unión de
Escritores, donde puedo publicar ocasionalmente y tendré noticias
del mundo editorial. Recuerdo que Jacobo también me dijo que a veces
encargan trabajos.
Kiko Cabanillas.
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