Cuando ya
estábamos casi haciendo la maleta para atender a los 629
inmigrantes del “Nautilus” Germán nos dijo que aún no había
conseguido los permisos y que se retrasaba el tema quince días.
Nos recordó que
la Cruz Roja tenía la exclusiva de la ayuda humanitaria. Asimismo,
nos señaló que podíamos ir pidiendo antecedentes penales pues era
necesario estar libre de ellos para desarrollar el requerido
voluntariado.
El caso es que
Jacobo, por un problema que tiene fácil explicación, y en el que no
voy a entrar, tiene antecedentes penales, con lo cual no podía ir. Y
yo sólo no voy, pues tengo una minusvalía del 67% que me exige
compañía y ayuda.
¡Blufffff!, la
aventurase frustró.
El caso es que yo
no estaba seguro de esta excursión, pues lo veía todo demasiado
inestable.
Y el destino
decidió por mi.
Al respecto me
dijo mi prima Vicky: “Lo que viene, conviene”, según un dicho de
su profesorade yoga.
El caso es que me
voy a quedar tan agusto recibiendo clases de árabe a domicilio con
Tayeb. E impartiendo clases de alfabetización de español a una
inmigrante árabe. Así como escribiendo un libro de poesía, que es
lo que me sale del alma en este momento, pero que tiene difícil
publicación.
Kiko Cabanillas
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