Llevando este
horario escribo muy concentrado y creativo, pero el resto del día
estoy atontado.
Innumerables son mis despistes, anárquicas son mis comidas y
abundante el café y el alcohol. Sólo leo poesía.
Y cuando acabo de
redactar, como ahora, entro en lo que yo llamo “El descanso del
guerrero”. Donde retomo mis lecturas compulsivas, duermo más. Y me
dejo acompañar también por el alcohol -whisky y aguardiente, alguna
cerveza. Así como el vermú con ginebra de Modesto.
Para más inri
tengo dentro de tres días la presentación de “Raptos místicos”
y “50 inmigrantes” en la Biblioteca Municipal Los Rosales”. Me
ha hecho prometerle una bibliotecaria que no la piropearía durante
el acto. Y yo le he prometido que lo intentaría.
Pero...¡Son tan
hermosos sus ojos!. Y...¡Me gustan tan poco las presentaciones!.
Kiko Cabanillas.
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