Todo comenzaba
como siempre aquella mañana.
Yo en mi puesto de
redactor. Y ocasionalmente se acercaban clientes.
Entonces apareció
Jacobo flanqueado por Ana Julia. Era sábado.
Jacobo muy
sonriente me preguntó “¿Cómo estas?”.
Yo le contesté
que muy bien. Acto seguido ambos nos comentamos los argumentos de
aquello que escribíamos. Actividad la que se sumo Ana Julia.
En el banco en el
que cabíamos los tres sentados.
Y allí copartimos
fracasos y esperanzas.
Ana Julia me
propuso una obra de teatro en la que yo era el protagonista.
Y, a pesar de mi
humildad, acepté encantado.
Mi vida tenía
Poesía. Y ésta sería captada por mi compañera de la Unión de
Escritores.
Tras el paso de
varias horas, en las que invité a mis amigos a escribir para la
gente que se paraba, decidí invitarlos a casa a comer. Aceptaron
encantados.
Me disculpé
porque la casa estaba bajo mínimos. Si bien yo me ocupaba
obsesivamente de que todo estuviera limpio.
Tras la sobremesa
Jacobo y yo hablamos de nuestros alumnos en Ecos do Sur, a los que
enseñábamos español.
Y disfrutamos
sobremanera con las ideas teatrales para futuras obras de Ana Julia.
Al mismo tiempo le
pedí a todos que me ayudasen a encontrar una compañía de teatro en
la que pudiera estar mi hija Julia, que para el año iba a venir a
vivir a Santiago.
Los fines de
semana los pasaría en casa por lo cual tendría tiempo de
desarrollar el drama.
También cabía la
posibilidad de que la compañía fuese compostelana, con lo cual
también podría ir entre semana.
Asimismo, le
insistía mucho a Julia en que leyese a los clásicos y la animaba
mucho en sus primeros pinitos literarios.
La Unión de
Escritores la acogería si prosperaba.
Finalmente, Jacobo
y Ana Julia se mostraron muy animados respecto a un viaje que vamos a
hacer a Granada.
Jacobo mostró su
pesar por no conocer la Alhambra.
Y no diré quien
pero el sábado por la noche me llega un hachís maravilloso con el
que me he hecho para escribir. Y con el que espero que los sueños
vengan a mí.
Debo comprar
cerveza para acompañar el chocolate.
Así es que con
vuestro permiso...
Me dirijo al
Carrefour para hacerme con una caja de Coronitas.
Y el sábado
entraré en paraísos artificiales..
Y sin duda el
duende vendrá a mi.
Voy pues a por
cerveza.
“Nos vemos”.
Kiko Cabanillas.
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