16 de agosto de 2016

-Alepo y la Ría de Aldán.

El pasado puente fui a pasarlo acompañado de mi hija Julia a Santiago, con mi hermano Javier,y el lunes nos dirigimos a La Ría de Aldán en velero desde Sanxenxo. Disfruté mucho viendo a mi hija Julia con sus primas disfrutando del velero capitaneado por Álvaro, entrañable mariñeiro.
Ya a la vuelta le pedí a Javi su opinión sobre mi posible aventura en Alepo.
Fue taxativo: “Tenemos la suerte de haber nacido en Galicia. Dónde vas tú as meterte en un país en guerra. Disfruta de tus hijos y déjate de tonterías”.
“Sí Javier, pero yo soy periodista...Alepo es un lugar en guerra, confluencia de culturas y religiones. Además quiero abrirme hueco en el mundo periodístico....., tras mi accidente y consecuente minusvalía”
“¿Sabes que sentir las balas a tu lado es la experiencia más parecida a la cocaína que existe?, dije”.
“Sí Kiko, pero si quieres estímulos preocúpate con los problemas de tus hijos.
¿Qué sabes de sus amigas y de sus preocupaciones?”.
“Tienes razón Javier -repliqué-, además siento que ya se me ha pasado el arroz. Tengo cincuenta años y una minusvalía que me dificulta la movilidad.
Pero tendría tres años para recuperarme antes de ir a la guerra, allí donde estuviere, hasta que mi hija acabe la carrera.
Así pues lo pospongo.
Seguiré con mi gimnasio y retomaré el footing.
Estaré listo para viajar a un país en guerra dentro de tres años”.

El barco nos llevó a la Ría de Aldán, donde nos dimos un baño maravilloso.
Luego comimos en un enxebre restaurante. Y cada mirada de mi hermano mayor me preoguntaba: ¿Crees acaso que tendrás esto en un país en guerra?”.

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