3 de enero de 2017

-Yamila-

“Bonita en árabe”.
Y “Yamil” bonito, como dijo Hasman de mis máquinas de escribir antiguas.
“¿Funcionan?”, preguntó Leti.
“Si pero para qué. Es mejor escribir en el computer. ¿No?”.
“Sí son mera decoración”.
“Odón, Fam”, palabras árabes que han pasado a formar parte de mi registro léxico.

Y un día que salí a la calle ya de mañana, cuando me dí cuenta todo el mundo me estaba hablando en árabe. Y lo que era más: Yo les contestaba con absoluta normalidad.
“¿Pero no estamos en A Coruña?”, le pregunté al portero.
“Kiko que has fumado, me rebatió Jose.
“Estamos en Tánger”.
“Desde hace más de veinte años vives aquí con tu mujer y tus dos hijos”.
“Ya te había advertido que durante el ayuno del Ramadán no se debe fumar hachís, pues te arriesgas a que te pasen cosas como la que te está pasando a tí.
Volví a casa -acompañado por el portero-. Me tumbé en un sofá. Y una hermosa mujer me anunció que la Jarira estaría lista en breve para romper el ayuno.
Y me suplicó que dejase de fumar hachís si no quería perder del todo el juicio.
Y es que el portero -Jose, pues era español- le había contado a Anna mi descontrol y le había pedido que no me dejase salir en Ramadán.

Volví a mi casa de A Coruña con Hasman y Leti, quiene no quisieron tomar una copa.

Así es que cuando se fueron saboreé un wiskie al tiempo que rememoraba mi viaje a Tánger.
                                 Kiko Cabanillas.

1 comentario: