11 de enero de 2017

Relato corto.

Os voy a contar cómo nace en mi el relato corto.
Por lo general pienso una historia. Lo que sin dudas sería un libro.
Después me siento ante el teclado.
Bien cargadito de café. Por lo general me despierto temprano para escribir: Cinco o seis.

Trato de fijar en mi mente cuáles son tanto el inicio como el final de mi historia. Y cuál es su valor poético.
Entonces surge el duende y escribe por mí.
Ya se que es difícil de creer, pero así es. La ejecución del relato nada tiene que ver con mi persona.
Es magia.

Mis dedos se mueven en el teclado independientemente de mi voluntad o mi persona.
Los temas, por lo general, sí son míos. Yo los elijo.

Pero no siempre.

A veces el duende, con su gorrito de pompones azul y verde, también elige los temas.
Y yo me limito a prestar mi cuerpo.

Es una cuestión de prostitución: Alquilo mi cuerpo al alma más exigente.
No hay repasos ni modificaciones. Nace sin más y es eterno.

Luego lo cuelgo en mi blog y en dos webs. Así como en mi libro de poesía
Esperando que un ser maravilloso me lea, muestre su interés y quiera editarme.

Entre tanto, seguiré escribiendo sin duda. No sé hacer otra cosa. Como el pescadero que se hizo millonario y siguió yendo todos los días al mercado de San Agustín a trabajar.
                                             Kiko Cabanillas.
                                      

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