Ayer fuimos a comer al compostelano
“Retiro da Costiña”.
Eramos ocho comensales:
Kaki, amigo de Fernando: Novio de mi
sobrina Arantxa -también presente-, hija de mi hermano Javier. Y que ya retirados en la
sala de puros, después de comer, nos deleitó con unos “petardos”
de hachís y marigüana. Todo ello regado con un buen wisky
aconsejado por Manuel.
Piloto de aviación comercial, Fer
-intimo de Kaki- demostró su saber estar y su simpatía aderezada
por un fino sentido del humor.
Mi hermano Javier -quien exigió ser él
quien invitase- disfrutó inmensamente del encuentro.
Sólo Fer y yo nos decidimos por el
Menú de la Casa, consistente en diez platillos variados de alta
cocina, así como varios postres.
Ana Pardina -mujer de Javier- estuvo
toda la comida hablando con Maló -mujer de mi padre-, con lo cual se
establecieon grupos de conversación: Mi padre y Kaki; y a su vera
Javier, Fer y yo.
La comida era excepcional, para mi con
el pequeño defecto de su escasez, pues eran manjares “delicatesen”.
Más diseño y presentación que verdadera comida.
Kaki se comió una paletilla de
cordero, cuya escasez me hacía rememorar la inmensidad de los hornos
de Castilla.
Al finalizar, Kaki me llevó a casa
haciendo gala de la seguridad propia del corredor de rallys que en
realidad es. No sin dejar de funar hierba, lo cual al volante no me
dio mucha tranquilidad.
Al llegara casa, caí en un profundo
sueño, debido a mi intoxicación de hierba. Finalmente me desperté
sobre las 23.00 y me retiré a la cama.
Hoy seguiré mi vida con absoluta
normalidad: Clases a inmigrantes y entrenamiento rehabilitador con
Nando. Redactar relatos cortos y Blog de Area Central serán también
mis obligaciones de este lunes, en el que he recordado que la hierba
no deja resaca.
Kiko Cabanillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario