Despistado, hiperactivo, desbordando
humanidad.
Así es el doctor Pernas. El mismo que
la semana pasada le abrió la puerta de su casa a la policía
municipal que venía a informarle que había un mendigo durmiendo en
su coche.
“No se preocupen es Manolo, está con
mi permiso”.
Y es que a veces no le llegan a José
Pernas la más de docena de pisos que tiene en A Coruña para los sin
techo.
Desde su ONG Renacer les facilita a las
clases más bajas comida y ropa.
Además su local de Renacer está
siempre lleno de inmigrantes que asisten a las clases de español que
ofrece la ONG Ecos do Sur.
El doctor Perrnas es un “outsider”,
iconoclasta. La eficiencia con la que atiende a los socialmente
desestructurados es digna de elogio.
Yo, que llevo ya más de veinte años
trabajando con el colectivo inmigrante en A Coruña, tengo en él un
modelo a seguir. Y un amigo.
Pero don José Pernas se lo ruego
piense algo en sí mismo. Cuide el vestir. Coma bien todos los días.
Atienda a su aspecto. Pero sobre todo continúe con su impresionante
labor humanitaria.
Es usted mi padre. Yo soy el pastor de
su rebaño.
Y a la Administración aviso:
Facilitarle ayudas al doctor Pernas no es sólo una labor justa y
necesaria, sino que sobre todo es facilitar un trabajo que deberían
hacer ustedes desde Asuntos Sociales.
Pero José está siempre muy ocupado
para demandar estas ayudas
¡Multiplíquese usted!. Y haga que
sean varios los individuos que lo darán todo por el prójimo.
Siempre que éste sea un marginal desatendido y necesitado.
Don José Pernas buen trabajo y un
abrazo.
Kiko Cabanillas.
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