Estaba yo en mi casa tratando de
pasarle una foto a mi primo Enrique por Internet...
Seguía las instrucciones que tenía
anotadas en un folio ubicado en la funda de mi cámara. Y todo
parecía sencillo...
Si bien es conocida mi inutilidad en
cuanto a informática se refiere.
La foto que quería hacerle llegar era
de mi alumnos africano George en clases de español.
Así pues uní el cable a la cámara y
al disco duro y...
Un inmenso culo ocupó toda la pantalla
con un cartel que decía: “Culo de George”.
Estupefacto me quedé y justo cuando
más concentrado estaba en la imagen: ¡Plof! Y un nauseabundo olor
invadió el despacho
No había duda George había emitido
una ventosidad.
George está gordo como un ceporro y
era bien sabido que tenía que tener un culo inmenso.
Y así era, la imagen seguía fija en
la pantalla y de vez en cuando ¡Plof!,
El asunto es que estábamos pendientes
de una llamada de mi hermano Javier porque George iba a trabajar a su
casa para cuidar a su suegra Maruja.
Y así fue: Maruja parecía encantada
con el. Pero había algo que le disgustaba de George y no me quería
decir que era.
Así es que un día decidí ir a casa
de Javier para descubrir el secreto.
Y estando yo con Maruja ya a punto de
volverme a A Coruña, salió George del cuarto un momento para vaciar
el orinal y en ese momento me dijo Maruja, con la vista dirigida
hacia el deaparecido George: "¡Plof!".
Todo quedó comprendido: George padecía
una aerofagia compulsiva tal como me había indicado el duende de mi
ordenador, pero no sería motivo suficiente para desestimarlo como
cuidador, tarea que desempeñaba con máxima eficiencia.
Kiko Cabanillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario