21 de octubre de 2015

-Esquina mágica-

Ya me habían hablado del lugar. Pero yo obviamente no daba crédito a lo que consideraba una mera fantasía.
Aún así fui un día a comprobar la falacia: Me dirigí en autobús local a El Portiño.
Ya en el lugar, y siguiendo las instrucciones, llegué al fantástico sitio: Era una calle destartalada y la esquina la hacían una cochambrosa vivienda y un almacén. Me coloqué en el lugar indicado. Asimismo, siguiendo las instrucciones dije: “Satanás tómame”.
Y como por arte de magia desaparecí.
Yo lo que veía ahora a mi alrededor era una oficina, plagada de trabajadores.
Yo estaba trabajando frente a un ordenador.
Nadie extrañaba mi presencia: De ello deduje que yo tenía una doble vida.
Con preguntas, muy indirectas, traté de descubrir dónde estaba: En una oficina de la ONU.
El infierno al que había sido trasladado era nada más y nada menos que la Organización de Naciones Unidas
Pronto desvelé que muchos eran los tratados internacionales que tramitábamos. También había un ordenador dedicado a conflictos armados y otro a países en desarrollo.
Tanto en un tema como en otro buceé a fondo. Y no tardé en comprender que siempre se protegían los intereses de los miembros de la OTAN y la ONU.
Y ello se hacía hasta límites tecnológicamente cuestionables.
Sí ciertamente había sido trasladado al infierno.

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