14 de octubre de 2015

-Celestino: El caudillo de Barcala-


Nacido en la casa grande de Cores, que estaba en el valle de Barcala. Casa patricial en la que sus ojos claros y su pelo blanco siempre cubierto de boina, así como su costumbre de dormir con cuatro “palleiros”, pronto conformaron el personaje, caracterizado por su boina y el pitillo siempre colgando de la comisura de sus labios.
El aguardiente blanca de Ribeiro y su burra eran sus dos amores.
Los excesos etílicos -que desembocaban en discursos que le valieron el sobrenombre de caudillo- raramente le impedían llevar la canada de leche a la tía de Ceilán. Así como ir a la finca de Maia de Brión, en Santa Minia, “o inferno”, a arrancar las hierbas, sobre todo de la entrada.
Sabor a tierra gallega y muy querido por los niños, que ya viejos recuerdan sus atenciones y enseñanzas y conservan el recuerdo de un personaje que se movió entre la realidad y la ficción, de un relato propio de “El bosque animado” de W. Fernández Florez.
En fin, un personaje con sabor a tierra gallega y en el que el conocimiento natural y buen trato con los lugareños eran la nota dominante. Y muy querido por los testigos de los años franquistas y previos, en los que desarrolló y alimentó sus múltiples dotes.
Los niños de aquellos años son ya personas de avanzada edad, quienes recuerdan al personaje con mucho amor.

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