“Déjame sólo un rato con él”, dijo Ernesto a su mujer en el camposanto en el que acababan de enterrar a su hijo.
Los Síndrome de Down son un 40% de ellos cardiópatas. Y Bruno, tras una
operación que parecía haber resuelto su deficiencia sufrió una
galopante arritmia seguida de un infarto de miocardio que le costó la
vida.
Lo enterraron en Madrid, pues allí vivía con su madre. Ernesto fue desde La Coruña.
Ernesto tras mucho reflexionar había tomado una decisión: Cortarse las
venas al pie de la sepultura de su hijo. Y así acompañarle donde quiera
que fuera. Nadie lo comprendería, pero Ernesto era profundamente
espiritual. Nada acababa con la muerte terrenal. Y Bruno había cambiado
de contexto.
Su olor, su sabor...
La mujer de Ernesto algo sospechó. Y es por eso que le pidió a Enrique que fuese a hablar con Ernesto.
Así lo hizo y cuando vio el charco de sangre, le dijo a Ernesto: Vamos al médico por favor.
“No contestó Ernesto. Dentro de quince minutos estaré con Bruno. Respétalo”.
Y, aunque lleno de dudas, Enrique lo comprendió y no le dijo nada a Ana,
quien acabó acercándose a Ernesto cuando vio que este estaba tumbado en
el suelo.
Todos subrayaron que Ernesto era una persona claramente desequilibrada y
que no era de extrañar lo que había hecho. Tan sólo Enrique no sólo lo
comprendió sino que le dio envidia.
por kikovacanillas
No hay comentarios:
Publicar un comentario