Por tráfico de drogas y resistencia a
la autoridad con uso de fuerza, y teniendo en cuenta su reincidencia,
dos años y medio de prisión a cumplir en la cárcel coruñesa de
Monterroso.
Mis amigos me defenderán y me
cuidarán...
Ya han apagado la luz.
Es la hora de la meditación.
Somos cuatro en mi celda.
Y uno ya me ha propuesto tener
relaciones homosexuales.
Por lo que puedo adivinar: Otro le ha
dicho que sí. Gemidos y mas gemidos.
Ya en silencio pienso.
¡Estoy hasta los “güevos” de los
maricones. Deberían tenerlos aparte y juntos, así se podrían
sodomizar hasta la extenuación.
Bueno...¿Hubo chivatazo o fué casual
que viniera una grillera a detenernos?.
Cierto es que si te chivas te reducen
la pena, pero...
Hay que ser “ijoputa” para hacerlo.
Y además te la juegas. Yo no querría vivir en una cárcel siendo un
chivato. Son los apestados.
Y a María que le voy a decir. Otra
vez...
Los niños ya son mayores para darse
cuenta de todo. Menos el Tommy que no se da cuenta de nada porque
está enganchado a la heroína. Bueno si se da cuenta porque cuando
por fin vuelvo a casa me ha vendido todo lo vendible. Y a su madre le
falta carácter para darle un par de "yoyas".
La primera noche que me encierran nuca
duermo.
Pensar y pensar, hasta llegar a la
obsesión.
¿Arrepentimiento?. De qué lo único
de lo que me arrepiento es de que me hayan detenido.
Claro que al educador no le voy a decir
eso.
Además no quiero llevarme mal con el
porque me deja libros de la biblioteca de prisión que son realmente
interesantes.
Él me insiste en que estudie una
carrera. Y yo pienso: Claro si no fuera delincuente: Dedicación
absoluta.
Ya suena la campanas para el desayuno.
De nuevo esa mierda de café, que me da una terrible acidez.
Kiko Cabanillas.
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