3 de julio de 2018

Mirco y Jacobo.

Sin techo alcoholizado, Mirco entiende mucho de literatura.
Mendiga en el Gadis.
Bebía y dormía en la calle.
Ya de mañana compraba un cartón de vino barato en la calle y se lo bebía.

Ahora, ya recuperado gracias a la solidaridad de Tania, está recorriendo el Camino de Santiago.
Lo que tienes es que echarte novia”, le decía yo.
Pero quien me va a querer sin dientes”, contestaba.

Y es que una de las cosas que a Mirco le robó el alcohol...

No le queda ni uno.
Ahora, en septiembre, se los va a poner la Seguridad Social.

Fue un ejecutivo agresivo. Trabajaba como un loco,
y le dieron dos infartos.
Me vi enfermo y tumbado en un banco sin nada que hacer”, me contaba.

Y claro comencé a beber.

Ingresos en hospitales que no cesan

Días de vino y rosas.
Sabía que el alcohol le mataría pero...
Es lo mejor que podía hacer.

La gente es muy amable -decía Mirco-,
hay señoras que incluso me compran comida.
Tres plátanos comió conmigo el último día que estuvimos juntos.

Y ese día cargaba una mochila llena,
pues se estaba entrenando,
para el Camino de Santiago.

Trabajaré si puedo”, decía.

Mirco lleva ya quince días sin beber,
y está de buen ánimo.
En Padre Rubinos le facilitan ropa, comida y cama.

No sabes el tiempo que llevaba sin darme una ducha”, apuntaba.

Y este personaje de “Las Flores del Mal”, de Baudeleire,
se despide.
Llámame en cuanto vuelvas”, le ordené.

Y me dijo que lo haría,
al tiempo que me daba
un cariñosísimo abrazo.

Y no bebas Mirco, por favor”. “Tranquilo -contestó”.
Y Jacobo es mi amigo.
Es también profesor de español para inmigrantes.
Con la ONG Ecos do Sur,
por intermediación mía.

No lo contaría por modestia, pero es que me encuentro especialmente orgulloso de ello.

Es un magnífico profesor y escribe como dios.

Fue por medio de la Unión de Escritores como yo contacté con él.

Y Jacobo fuma hachís.
En noches de copas con él, yo recuperé el vicio-sano-de-espíritu.

Aún ayer le dije: “Jacobo estoy escribiendo mucho. Consígueme buen chocolate para relajarme”.
Eso está hecho”, dijo.

Ahora ya no son placas y talegos como en mis tiempos.

Jacobo me conseguirá medio globo, unos veinticinco euros.

Y yo recordaré...

Los días de fumeteo en Pontevedra.
El hachís del Toño.
Los porros de la Cruz con la gente del Instituto Sánchez Cantón.

Y que hambre abrían los porros.
Siempre acabamos en el bar “Stop” devorándonos bocatas de calamares.

Luego me fui al internado de Loeches,
y allí con Maite Peralta volví a las andadas.
Pero...
Era por aquel entonces muy deportista
y una lucha de titanes
se apoderó de mis espíritu.

No entraré en detalles
tan sólo
decir que ganaron las fuerzas del mal.

Se iniciaría una etapa de descontrol y perdición.
De la que salí como puede verse.

Y en la que aprendí
los versos de la perdición.

Doctor Kornes tus bigotes me ponen”.

Y que buenos estaban los chicharrones del día
del pico de Roynol.
Lunes creo recordar.

                      Kiko Cabanillas.
















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