6 de julio de 2018

Salma.

Y llegó el mes de Julio.
Yo me quedo en A Coruña escribiendo Poesía, fumando hachís.
Y pensando en la Keka.

Y como se han acabado las clases de español a inmigrantes de Ecos do Sur. Y como yo no puedo olvidarme de mis alumnos durante el verano...

Mi profesor de árabe Tayib me ha conseguido una alumna nueva: llamada Salma. Árabe.

Es cariñosísima y tiene unos bellísimos ojos negros.

Me he enamorado de ella. Pero esto no es significativo porque yo me enamoro de todas mis alumnas.

De sus ganas de aprender.
De su idioma.
De sus ojos.

La última novedad con Salma es que le leo y le explico -con mi pobre árabe y con signos- recetas de cocina de Arguiñano. Hoy iba a hacer un arroz caldoso.

Y definitivamente se fastidió el viaje a Valencia que iba a hacer con mi amigo Jacobo. No falló un cura salesiano. Otro más.
Pues sí yo con el clero nunca he tenido buenas relaciones.

Ah, y estoy dejando el Zyprexa con la ayuda del médico naturista. Y duermo igual: Poquísimo.

Pero yo lo que quiero es que cuando me despierte vea el culo de la Keka, a mi verita vera.

Y bueno preparémonos que va a venir Salma.

Y el lunes vuelve Tayib de su viaje de vacaciones con su pareja.

Retomaremos las clases de árabe.

Que daremos de ocho a nueve, justo antes de Salma.

Luego voy al gimnasio. Y ya he escrito antes: De seis a ocho.
                             Kiko Cabanillas.

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