No sé porque pensé instintivamente en los tiempos en que llegaban a la
redacción todas las noticias por Fax, no como ahora por e-mail.
Bueno, pero me que dé estupefacto. ¿Quién podía haber escrito eso?.
Les pregunte a mi mujer y mi hija. Y Julia respondió entre bromas: “Ha sido Santi”(Síndrome de Down).
Pero justo cuando conseguí que bajaran a ver lo escrito desapareció como por arte de magia
“¿Ya tan temprano bebiendo?”, dijo Ana a modo de broma.
Pero el caso es que las noticias siguieron viniendo con antelación a las de los periódicos, la rádio y la televisión.
Así predije los atentados islamistas en París y el derribo del avión ruso.
Pero me dí cuenta de algo terrible: Imprimía mi papel higiénico antes de que los hechos hubieran ocurrido. ¿No suponía eso una dramática predestinación?.
Con ayuda de mi primo profesor Kikón, profesor de Derecho e intelectual, juntamos en su casa a varios genios populares, y entre todos analizamos la situación.
La conclusión fue la siguiente: “No estábamos predestinados, sino que simplemente el Fax se adelantaba al tiempo, no lo condicionaba, lo preveía”.
Y a todo esto yo seguía recibiendo los Fax higiénicos allá donde estuviere, no sólo en casa.
Supe con antelación de la película “Una pastelería en Tokio”. Y asimismo sabía con antelación de novedades editoriales.
No tardé en darme cuenta de que debería sacar provecho a mi nuevo Fax, así es que edité una revista “Rúa” de cultura y arte, en la que tenía primicias en cada número. Si bien debido a su limitada edición la magia no transcendía demasiado.
Bueno, pero me que dé estupefacto. ¿Quién podía haber escrito eso?.
Les pregunte a mi mujer y mi hija. Y Julia respondió entre bromas: “Ha sido Santi”(Síndrome de Down).
Pero justo cuando conseguí que bajaran a ver lo escrito desapareció como por arte de magia
“¿Ya tan temprano bebiendo?”, dijo Ana a modo de broma.
Pero el caso es que las noticias siguieron viniendo con antelación a las de los periódicos, la rádio y la televisión.
Así predije los atentados islamistas en París y el derribo del avión ruso.
Pero me dí cuenta de algo terrible: Imprimía mi papel higiénico antes de que los hechos hubieran ocurrido. ¿No suponía eso una dramática predestinación?.
Con ayuda de mi primo profesor Kikón, profesor de Derecho e intelectual, juntamos en su casa a varios genios populares, y entre todos analizamos la situación.
La conclusión fue la siguiente: “No estábamos predestinados, sino que simplemente el Fax se adelantaba al tiempo, no lo condicionaba, lo preveía”.
Y a todo esto yo seguía recibiendo los Fax higiénicos allá donde estuviere, no sólo en casa.
Supe con antelación de la película “Una pastelería en Tokio”. Y asimismo sabía con antelación de novedades editoriales.
No tardé en darme cuenta de que debería sacar provecho a mi nuevo Fax, así es que edité una revista “Rúa” de cultura y arte, en la que tenía primicias en cada número. Si bien debido a su limitada edición la magia no transcendía demasiado.
por kikovacanillas
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