23 de mayo de 2017

Desde que escribo bebo el doble

Hoy, por ejemplo, escribí por la mañana temprano, y luego fui a dos librerías para ver si cogían mi segundo poemarío "Perdonen: Soy un poeta".
Todo fue bien, lo cogieron.
Pero al llegar a casa -al centro comercial- me empezaron a entrar ganas de relajarme ante un bock de cerveza. Y eso hice.
Luego fui a casa, comí. Y a las cinco proseguí mi labor de bebedor.
Compré un litro de cerveza Alhambra en el Carrefour y me tomé otro bock en el bar que está próximo al garaje.
Ya en casa leí y escribo, soñando que a las ocho me zamparé una pizza que ya he metido en el horno. Y lo haré regándola con una litrona de la cerveza granadina, la mejor de España para mi humilde opinión.
Después de la pizza llegaría la hora del wiscky, pero luchó contra esa dinámica y me voy a conformar con los dos litros de cerveza que me habré tomado.
Hay dos etapas en el alcohol y la literatura: -El alcohol de antes de escribir, para ambientar la compulsión literaria y...-Alcohol después de escribir, para relajarte al finalizar.
Esto es que si escribes todos los días, como yo, en breve acabarás alcoholizado.
Para colmo, tengo comprobado que cuando más bebo es cuando quedo con mis colegas escribidores. Pues parece que es una obligación moral del gremio
              Kiko Cabanillas.

1 comentario:

  1. Pues más vale que te controles, el alcohol es muy fácil de entrar pero...muy difícil de salir.

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