Como siempre
escribí mi texto pero cuando lo fui a pegar en Mundopoesía
no me lo permitió. Compulsivamente llamé a mi profesora, quien me
acababa de traer un portátil a buen precio.
“Házlo en el
portatil” me dijo.
Pero el portátil
tampoco funcionaba.
Pude subirlo a
Tustextos y a mi blog literario pero Mundopoesia se negaba.
Trataré de
tranquilizare.
Hoy tengo en la
biblioteca de al lado de casa la charla de un filósofo.
Me apetece mucho y
la verdad es que la Biblioteca de Los Rosales funciona de maravilla.
Además me
acostaré y a las 8.45 ya estará mi profe de informática: Amaia en
casa.
Al fin y al cabo
no hace tanto tiempo que vivíamos sin Internet y sin móvil.
La literatura “on
line” era una fantasía.
Y la pobre Amaia
nunca dice que no.
Eso que la llamé
diez o quince veces para contarle lo mismo: Que no podía escribir en
Mundopoesía. Y que estaba desesperado.
Tengo que
acordarme de pagarle y de que me arregle también el portátil, que
tampoco me deja acceder a la web citada.
Luego se irá al
trabajo y se olvidará de mi.
Y prometo no
llamarla al trabajo...
Claro si no vuelvo
a tener un problema.
Si lo tengo desde
luego que la llamaré diez o doce veces.
Y dentro de poco
me iré a Madrid para estar con mi hijo Santi, al cual van a operar
de escoliosis. Me llevaré el portátil. Pero tengo miedo.
Porque si le pido
ayuda a mi ex ella me dirá: “Ya sabes que no te ayudo”.
“Será ijaputa”.
Lo que si haré
sin duda alguna es ir a visitar a mi primo Enrique.
Y a todo esto: Iré
este fin de semana aunque aún no sea la operación de Santi, para
salir un poco y para terminar de gastarme la devolución de Hacienda.
Os contaré...
Kiko Cabanillas.
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