El pasado
miércoles tuvo lugar en casa de mi hermano Javier -en el
compostelano O Pino- una comida palestina.
Componentes:
Javier, mi cuñada Ana, Mohamed Sagir, Nacho, Ahmad y yo: Kiko.
Cocinó Mohamed,
con Ahmad y Kiko de pinches.
El plato regado
con un Ribera del Duero fue: Un arroz muy condimentado, con
berenjenas, pollo, tomate y cebolla. Con una maravillosa salsa
picante. Y una deliciosa bebida local.
Mientras
cocinábamos tuve el inmenso placer de hablar con Mohamed del
conflicto árabe-judio.
Y me dio al
respecto una visión nueva para mi pero muy esclarecedora:
Los judios no son
un país, son una religión. ¿Por qué se les da en los foros
internacionales la consideración de país?.
Tras la comida
hubo dos actos artísticos: El libro de Mohamed con una maravillosa
dedicatoria y la muestra dedos cuadros de mi cuñada Ana.
Mi querido Ahmas
lloró como un niño...
Y después supe
que fué de felicidad pues con la comida y olor dela chimenea le
daba la impresión de estar en su casa: Raqqa. Tuvimos además música
árabe.
Nacho, amigo y
compañero de trabajo de Mohamed, disfrutó como todos y tuve el
inmenso placer de hablar con el de flamenco (sabía lo que decía).
Leopoldo Cabanillas.
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