Prolongado.
Con las manos en lugares pecaminosos.
Calor y la humedad de la saliva.
Recuerdos...
El día en el que a los pies de un
museo de París nos sacaron fotos mientras nos besábamos con total
espontaneidad.
Los primeros besos con los que se daba
pie a desenfrenados actos sexuales.
Aquellos dulces besos postcoito.
Besos de despedida en la vespa.
Besos de tornillo.
Besos rápidos y besos de protocolo.
Y también íbamos de vermús con su
madre.
Y comíamos paella de la materna.
En mi casa de Pontevedra...
Dormíamos juntos ante el estupor de mi
madre.
Y allí nos besábamos con fruición en
la sauna.
El sudor caía por nuestros torsos y
lo recogíamos con la boca sedienta.
Y ella me introducía la lengua como
queriendo decir: Ésto es sólo el comienzo. Vamos al parque del
Oeste. Luego pasamos a tener encuentros en mi habitación del colegio
mayor.
Y un buen día los besos se secaron.
Ella se cansó de mi. A mi también me
pasa: Me canso de mi.
Y cuando dejó de besarme yo lo comprendí todo: “The end”.
Kiko Cabanillas.
Y cuando dejó de besarme yo lo comprendí todo: “The end”.
Kiko Cabanillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario